1. Femdonia.Azotaina con público


    Fecha: 24/03/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: slipper, Fuente: TodoRelatos

    ... esos dos guantazos, que le has dado.
    
    -No voy a seguir discutiendo contigo Marta, y tú ven aquí, bájate los pantalones, y ya sabes cómo te quiero, entonces dio una patadita y la zapatilla salió de su pie, se agachó un poco para recogerla, y yo me puse sobre su regazo, en aquella ocasión no me pegó con el culo al aire, e imagino que fue porque mi Señora es muy celosa de lo suyo, y no quiso que nadie me viera desnudo, y menos compañeras de trabajo.
    
    Ella nunca da una paliza menor, y en aquella ocasión desde luego no fue una excepción, empezó a darme con una intensidad atronadora, yo desde mi posición con la cabeza pegada al suelo, podía ver los pies de todas las mujeres que había en el salón, y excepto los de mi Ama, todos se movían con cierto nerviosismo, y casi al son que tocaba ella, eran cañonazos a una nalga y a otra, PLASSSSSSS PLASSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSS, caían muy acompasados, la verdad es que esa zapatilla la tenía muy tomada, y pese a que estoy ya muy acostumbrado a sus zapatillazos, no puedo evitar que me duelan una barbaridad, ella sabe muy bien como azotarme, y en aquella ocasión no sólo quería darme una lección a mí, sino que se la quería dar a alguien más.
    
    Todas las compañeras pudieron ver como un Ama castiga a su sumiso en Femdonia, no era ningún mito, era real como la vida misma, la paliza estaba siendo de órdago, me dio al menos 30 zapatillazos en cada nalga antes de la primera pausa, yo intentaba no gritar, y ...
    ... solo se me escapaban gemidos, lo que no podía contener últimamente eran las lágrimas, era como un mecanismo de autodefensa del cuerpo, yo sabía que mi Señora no quería que gritara como una niñita con cada uno de sus zapatillazos, así que lo que hizo el cuerpo para compensar fue llorar, y pese a quererlo, no lo podía evitar.
    
    La pausa que hubo tras esos 60 primeros zapatillazos, fue tensa, las otras mujeres pensaban que era el final de la tunda, pero nosotros dos sabíamos que había más, en condiciones normales me hubiera sermoneado y me hubiera echado una buena bronca, pero en esta ocasión sólo dijo:
    
    -¿Sabes porque te pego verdad?
    
    -Sí mi Ama.
    
    Y empezó otra retahíla de azotazos, a mí, me parecieron más fuertes que los anteriores, el dolor era insoportable, y la prueba evidente de que la zurra aumentaba en intensidad es que pude ver como los pies de mi Ama se tensaban con cada zapatillazo, uno enfundado en la zapatilla y el otro enfundado en una media sobre el suelo, pero en ambos se apreciaba una tensión que no auguraban nada bueno para mi culo.
    
    Estoy seguro de que aguanté aquel palizón gracias a la costumbre que tengo de ser azotado, y gracias a que la piel de mi culo aguanta muy bien las azotainas, siempre me lo dice mi Señora, que tengo una piel muy dura, y es verdad, pero pese a ello se me hizo muy muy largo, al final de la tunda, ya no sentía nada de vergüenza por estar siendo azotado delante de compañeras, sólo quería que ese suplicio acabara cuanto antes, y ...
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