Femdonia.Azotaina con público - Relatos Eróticos

Femdonia.Azotaina con público

... sofá, mi Ama me dijo.

-Ponme una fanta de naranja, no quiero más alcohol, y les preguntas a ellas lo que quieren, ah y me traes mis zapatillas.

La verdad es que hacía tiempo que no le llevaba a mi Ama sus zapatillas, al principio de vivir juntos sí que lo hacía, a mí me encantaba, y además me gustaba descalzarla de sus zapatos de calle, ponerle sus zapatillas, y besárselas a modo de ofrenda, a modo de sumisión, era una forma de decirle que estaba a sus pies.

Pero con la rutina las buenas costumbres se pierden, e incluso ella misma en el día a día, en cuanto llegaba a casa, se iba derecha a nuestra habitación o bien al patio interior para ponerse cómoda y calzarse sus zapatillas, en este caso eran unas chinelas abiertas por detrás, granates, de una felpa muy suave con una flor blanca de adorno en el empeine, y una suela de goma con un poco de cuña y el piso amarillo, las había probado bastante y puedo asegurar que manejadas por la expertísima mano de mi Ama duelen a rabiar.

Sabía que esas zapatillas estaban en nuestra habitación, porque aquella mañana se habían quedado allí, así que las cogí, e hice lo que sabía que mi Ama esperaba de mí, es decir, arrodillarme delante de ella, sacarle sus botines de tacón bajo, y calzarle sus cómodas zapatillas, y una vez calzadas, sin dudar se las besé, no me pareció humillante, me pareció como dije antes, una manera de decir, aquí me tiene, a sus pies, para lo que disponga, entonces ella me tocó la cabeza en señal de que estaba ...

... bien, y me dispuse a servir los refrescos y las copas.

Mientras fui a por hielo para preparar todo lo que me habían pedido oí como mi Señora empezó a hablar.

-Bueno Marta, entonces te parece que he sido injusta por lo que le que le hecho a Ramón, en el pub, ¿no?.

-A ver, no injusto, está claro que eres su Ama, y …

-No me digas que no te parece injusto, que te oído perfectamente como lo decías, a mí no me tomes por tonta.

Marta enrojeció hasta la médula, estaban claras dos cosas, a mi Señora no se le escapaba una, y que no se iba a achantar ante nadie, y menos en su casa, así que quería dejar las cosas bien claras.

-Lo siento de verdad Pepi, es verdad que he dicho injusto, y así lo creo, pero es que Ramón me parece tan bueno, tan atento a ti, tan bien educado que sí que me ha parecido un poquito injusto, la verdad.

-¿Entonces qué imagen tendrías de mí si ahora mismo le pego una paliza?, aquí delante de vosotras, porque eso es lo que voy a hacer, creerás que soy un ogro ¿no?

-No Pepi, de verdad que siento mucho todo esto, y te veo como una mujer muy fuerte, y me encanta como eres y como actúas.

-¿Sabes porque le voy a pegar aquí delante de todas vosotras?

-No lo sé, la verdad.

-Pues no lo sabes porque no eres su Ama, y porque seguramente nunca serás Ama, entonces hay cosas que se te escapan, pero hoy me sobran los motivos para zurrarle.

-Es verdad que no soy Ama, y que nunca lo seré, pero permíteme que tenga mi opinión y me parezcan injustos ...