Konosuba: Dios bendiga las perversiones - 4 - Relatos Eróticos

Konosuba: Dios bendiga las perversiones - 4

... más.

Se llevó la mano al bolsillo mientras decía:

—Oh, claro que puedes ayudar, pero primero tengo que explicarte qué ocurrió —dijo ya sacando su misteriosa tabla y apuntándola a la cara de la princesa—. Verás Iris, el otro día estaba explorando unas ruinas antiguas y encontré este tesoro, lo único que hice fue mostrárselo a Darkness, y todo lo que siguió fue magia pura.

Iris observó con curiosidad la extraña tablilla que Kazuma le estaba mostrando, justo estaba por preguntar si había que ver algo, cuando lo vio: Una especie de ojo de luz se abrió en la superficie de la tablilla y de este emanó una luz que bañó la cara de Iris.

Cuando lo que debía hacer la tablilla quedó hecho, Kazuma contempló el resultado: Iris se encontraba todavía sentada enfrente de él, pero con los ojos bien abiertos, sin expresión en el rostro y con la espalda recta.

—Funcionó, como era de esperarse —dijo el muchacho al fin soltando la carcajada malévola que llevaba rato conteniendo—. Ahora, la princesa del reino es toda mía. Bien, lo que sigue es examinar los buenos bienes que he adquirido, ¿no te parece Darkness?

Darkness al fin habló:

—Así es amo.

Kazuma podría empezar a quitarle la ropa a Iris como si no fuera nada más que una muñeca o un maniquí, pero en ese rato había encontrado que era más erótico (y engorroso) hacer que las nuevas esclavas se quitaran ellas mismas las ropa, por lo que ordenó:

—Iris, te ordeno que por favor te empieces a quitar toda la ropa.

—S-sí ...

... —dijo la princesa de inmediato, aunque ese deje de duda en sus palabras hizo que Kazuma levantara la ceja.

Aún así, Iris levantó las manos y las llevó hasta el cuello de su blusa de seda blanca, empezó a desabrochar los botones pero justo cuando seguía el botón que descubriría el nacimiento de sus senos, las manos de la princesa se tensaron y se negaron a moverse más.

—N-no… —dijo la princesa sin más.

Sorprendido, Kazuma se puso de pie y exclamó:

—No puede ser, ¿se está resistiendo al hechizo de la tablilla? ¡Pero es imposible! Ni siquiera Aqua o Chris siendo diosas pudieron contra restar el hechizo. ¡¿Cómo es posible que ella lo esté soportando?! A menos qué…

En ese momento la respuesta más probable le llegó a la mente a Kazuma: La princesa tenía entre sus posesiones una espada llamada Calumburn o algo así, que entre sus muchas habilidades, daba bastante resistencia a la magia, encantamientos y hechizos. De seguro eso era lo que había ocurrido entonces: se podría evadir el hechizo de la tablilla si se tenía alguna protección contra la magia, y si había podido controlar a personas en teoría poderosas como Aqua, Eris y Wizz, había sido porque las había agarrado con la guardia baja, pero como la protección de la espada siempre estaba activa…

Aún así, Kazuma notó algo: aunque Iris había estado bajo la protección de la espada, parecía que el hechizo había tenido algo de éxito, entonces, valdría la pena probar si…

—Vamos a ver si puedo romper tu resistencia a ...