Caléndula en Oriente
Fecha: 03/04/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Anejo, Fuente: TodoRelatos
... resistas. Es lo mejor para ti.
Caléndula no opuso resistencia, como le ordenaban. Se vistió en silencio, puso una almohada donde reposaba su cuerpo un minuto antes, y abandonó el dormitorio sin una mirada nostálgica. Quería mucho a Basilé, pero aún deseaba más tener aventuras exóticas. Además era cierto que le tocaba las narices la promiscuidad machista de su negro amante.
El turco la sacó de la habitación, después de comprobar que el embozo sobre la almohada simulaba la presencia de la bella durmiente.
Había que esperar a que el local se vaciara un poco para salir de allí, si Caléndula no cambiaba de opinión.
Entra - indicó con premura al oír pasos en la escalera.
En el segundo piso siempre había habitaciones libres, pues era donde se producían los encuentros sexuales de las profesionales de la Latina con los clientes.
Aquel cuarto estaba libre, como indicaba un cartelito. El hombre le dio la vuelta al pomo y al letrero, entrando al dormitorio, más bien follatorio, con la jovencita.
Hemos de esperar aquí un rato - afirmó.
Qué aburrimiento. ¿Quién es ese hombre poderoso a quien perteneceré?
Un sultán.
¿Y tendrá líos con otras, como Basilé?
¡Ja,ja,ja! Líos, no. Lo que tiene son cien mujeres a su disposición, entre esclavas y esposas.
¿Y yo seré una más? No me convence el plan. Me vuelvo a mi cama.
No seas tonta. Allí vivirás como una reina, tendrás vestidos y joyas…
Eso me gusta, pero no quiero ser solo una muñeca para que jueguen ...
... conmigo.
Vamos, hazme caso y verás qué feliz vas a ser.
Voy a pensármelo…
Pues mientras lo piensas, podrías darme una muestra de tus artes amatorias. He visto que eres maestra en excitar a los machos.
Vale, pero sin tocar. No quiero que me hagas guarradas. Sólo puedes mirar.
El turco asintió con un gesto y se sentó en la cama. Sacó una petaquita de su casaca y se puso a beber traguitos de algún licor o infusión.
Caléndula adoraba exhibirse, mostrar sus zonas íntimas a los hombres y recrearse con sus miradas de deseo, sus comentarios soeces y sus gestos de excitación. El Turco era un tipo duro, difícil de impresionar, pero esto era un reto para la pequeña asiatico-caribeña.
Empezó por bajar los tirantes de su camisa de dormir, sin dejar que sus senos se pudieran ver por completo. Sus oscuros pezones emergían por momentos de debajo de la tela, para volver a ocultarse. Mientras se exhibía, Caléndula canturreaba una habanera, el nuevo fenómeno musical, y bailaba moviendo las caderas de forma equiparable a un perreo decimonónico, que ya había repudiado la autoridad religiosa.
El sultán se mostrará muy complacido cuando te contonees desnuda para él, bailando con esa lujuriosa cadencia.
No tengas por seguro que te seguiré. Aún me lo estoy pensando.
Calendula susurraba las frases, coqueta, sin dejar de cimbrear y mostrando ahora sus bellos muslos hasta la parte inferior de los glúteos, anticipando así una moda que cristalizaría ciento cincuenta años después. ...