No fue planificado
Fecha: 08/04/2025,
Categorías:
Hetero
Incesto
Infidelidad
Autor: Danilo, Fuente: SexoSinTabues30
... más?
Y sin esperar mi respuesta, se apretó aún más contra mí, colocándose justamente delante de mí. Apenas podíamos desenvolvernos y era obvio que íbamos a estar muy apretaditos.
Cuando el escenario se iluminaba y se apagaban las lucesnos quedábamos en completa oscuridad.
– Según parece vamos a tener que estar muy apretaditos – me dijo ella sonriendo pícaramente.
– Lo sé – le respondí – no queda otro remedio. Pero este lugar está mejor que donde estábamos inicialmente ¿no crees?
– Si… Pero ya sabes cómo es tu hermano, siempre tan respetuoso con todo. Además, sabes que se molestaría mucho si me viera contigo aquí tan apretadito ¿no crees? – Me volvió a decir sonriendo y mirándome de reojo hacia atrás.
– Si, me lo imagino, es un poco celosillo.
– Bueno, mejor que no lo sepa. Si nos ve así seguro que monta el escándalo – dijo ella, volviendo a sonreírme.
Empecé a notar el vaho de su aliento y el calor de su voz, dada la cercanía de nuestras caras.
Me percaté de que sobre mi mano derecha se había depositado uno de los pechos de mi cuñada, y el calor que desprendía era delatador.
– ¿Así está mejor? – su voz era como un susurro
– Sí… – le respondí con mi voz un tanto ronca. Sentí un leve roce sobre el dorso de mi mano izquierda que colgaba al costado de mi cuerpo. Era el borde de la falda de Daniela. Mis latidos se aceleraron al darme cuenta de que mi mano estaba a escasos centímetros de su inmejorable trasero. Esa posición me estaba poniendo no ...
... solo muy nervioso, sino que, sin poder remediarlo, “me estaba excitando”.
– Hace calor aquí… – se removió ella, y aproveché para girar mi mano que sostenía el borde del murete. Ahora su pecho quedó depositado en la palma de mi mano. Me quede quieto, casi inmóvil, esperando que no se diera cuenta del cambio. Pasaron unos segundos que me parecieron interminables, ella no se movió… y eso me excitaba cada vez más
Allí estaba yo, en la oscuridad, con mi mano derecha en uno de los pechos de la mujer de mi hermano y la otra a escasos centímetros de su fabuloso trasero. No me lo podía creer.
Los músicos iban ocupando sus lugares sobre el escenario, que comenzaba a iluminarse. El Artista hizo una maravilla sobre los teclados y el público estalló en una ovación.
– ¡Es un maestro! –susurró Daniela en mi oído, sin apartar su pecho de mi mano. Su aliento me quemaba el cuello.
Casi temblando por la excitación, giré mi mano izquierda, reconociendo con mis dedosel borde de su falda. Ella movió levemente su cadera, cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a la otra, y yo aproveché para llevar mi mano hacia delante, hasta tocar algo… suave, sedoso… ¡me di cuenta de que se trataba de su piel…!
¡Ahora se arma el escándalo! – pensé para mis adentros. No tenía cómo huir. Ella tenía que haber sentido el roce, de ello no me cabía la menor duda. Por un instante me arrepentí de mi osadía. Iba a perder su estima por una tontería y además, joder ¡era mi cuñada! Así que me dije “¿qué ...