1. Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón


    Fecha: 06/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: mensajera22, Fuente: TodoRelatos

    ... se llenaba con la sensación de que estábamos tejiendo una trama intrigante, donde las insinuaciones eran la moneda corriente.
    
    Ramón, que parecía tener la misión de calentar la escena, soltó una risa cómplice. "Julián, deberías probar a darle a Sofía un pequeño masaje en los glúteos y que ella te vaya indicando como debe hacerse. ¿No crees? Sus consejos son tan buenos que creo que vas a aprender rápidamente".
    
    Mis ojos se encontraron con los de Julián. No mirábamos a mi esposo. El momento era tan intenso que la chispa fugaz en su mirada revelaba la tremenda excitación que le invadía ante mi increíble cuerpo moreno, dispuesto, ofrecido por Ramón. La erección palpable de ambos, que no disimulaban sus pantalones. Ramón, con una sonrisa cómplice, miraba desde el otro sofá. La polla ya estaba encendida. Y Julián se retiró ligeramente, como temeroso de que todo aquello no fuese real.
    
    Mi marido había dejado de contar por el momento para su jefe y para mí. Concentré toda mi atención en nuestro invitado, aquel elegante madurito que me miraba con el rabo como una piedra, según subía la otra rodilla en su sofá y me reclinaba sobre sus muslos, ofreciendo un espectáculo realmente único.
    
    https://drive.google.com/file/d/1wLqCot_bd39c57Q0hmne_fxNPeBNLoDr/view?usp=drive_link
    
    El juego de complicidades y provocaciones alcanzaba un nuevo nivel mucho más denso cuando Ramón, con una chispa traviesa en los ojos, propuso una situación más íntima. "¿Qué te parece si compruebas la dureza ...
    ... de esas nalgas, Julián? Te aseguro que no has tenido otras iguales en tus manos", sugirió con una sonrisa cómplice.
    
    Aceptando la propuesta con una mezcla de entusiasmo y picardía, el jefe posó sus dedos sobre mi glúteo cuando me acomodé sobre sus piernas, sintiendo la dureza y redondez cálida de mi cuerpo. La tensión, la terrible excitación del trío era palpable en el aire. Mi mirada se encontró con la de Ramón, y ambos compartimos una sonrisa que revelaba la complicidad compartida dentro de nuestro matrimonio. La cesión que mi esposo hacía de sus derechos conyugales a nuestro acompañante.
    
    Tumbada sobre el regazo de Julián, comencé a mover el culo bajo la caricia de la mano extraña hasta entonces.
    
    "¿Qué hago ahora Sofía?” preguntó Julián haciéndose el inocente.
    
    “Para preparar los músculos y activar la circulación debes azotarme, Julián. Debes procurar que tus dedos golpeen pero sin excesiva fuerza mi nalga blanca y tersa, sobre la piel antes de recorrerme con los dedos delicadamente. Al golpear activas la sangre y luego tus caricias deben ser muy, muy sensibles", expliqué, esperando el primer azote sobre mi trasero.
    
    Mi marido, Ramón, parecía estar en una nube de euforia interior. Sus ojos reflejaban una mezcla de deleite y lujuria, su polla a punto de reventar, mientras observaba la escena que se desenvolvía delante de él. Para mi esposo, aquella situación no solo era reconfortante a nivel personal, siempre había soñado con aquellos cuernos que ahora comenzaba ...
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