Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón
Fecha: 06/05/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: mensajera22, Fuente: TodoRelatos
... a tener, sino que vislumbraba en ella la posibilidad de obtener indiscutibles beneficios laborales. Su polla alcanzó la máxima dureza, mirando como su jefe azotaba una y otra vez mis nalgas, aún con el tanga puesto.
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Mi esposo, cautivado por la escena que se desenvolvía frente a él, no pudo resistirse a la atracción magnética que emanaba de la situación. Comenzó a acariciarse la verga sobre el pantalón sin disimulo, se acercó más a nosotros, ocupando el asiento más cercano de su sofá al nuestro, como si quisiera sumergirse aún más en la atmósfera cargada de complicidad que se tejía en el salón, para ganar a la vez una visión más cercana de las nalgadas, del temblor divino de mi culo al retumbar bajo los azotes.
La idea de tener a Julián, su jefe, disfrutando por fin de mi trasero, un juego pretendidamente inocente, pero cuidadosamente orquestado, despertaba en Ramón una mezcla de emociones y convicciones. Por un lado, la complicidad compartida entre los tres parecía fortalecer los lazos de nuestra relación, brindándonos una sensación de unidad y diversión que escapaba de lo ordinario.
Sin embargo, más allá de los aspectos sexuales, Ramón vislumbraba un horizonte de oportunidades laborales que podrían surgir a raíz de esta experiencia. La convicción de que este juego estratégico podría abrir puertas insospechadas en nuestra vida como pareja y, especialmente, en su futuro laboral, ...
... iluminaba sus ojos con una chispa de satisfacción y determinación para continuar con el juego.
Imaginaba la oficina como un escenario en el que la memoria de esta noche resonaría, donde la participación activa de Julián en nuestro juego se convertiría en un factor diferenciador. En la mente de Ramón, esta experiencia se volvía un recurso estratégico que, sutilmente, podría influir en la percepción de su jefe sobre él, abriendo así puertas antes inaccesibles en el ámbito laboral.
“Dame más fuerte, no mucho, pero más duro, Julián” dije mirando a mi esposo.
Las risas de los tres llenaron el salón y mientras las manos de Julián obedecían gustosas las instrucciones que yo le daba, Ramón experimentaba una mezcla de emociones complejas: la dicha de la conexión compartida conmigo, la imaginación de lo que esta velada podría tener reservado para nosotros como pareja y la convicción de que, en el ámbito profesional, este juego de sexo y lujuria podría tener repercusiones jugosas y beneficiosas para su futuro. Era consciente de la espectacular vista de mi culito de la que gozaba Julián y deseaba fervientemente que aquello fuese a más.
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Mientras las manos de Julián seguían mis instrucciones en la nalgada y su pene bajo el pantalón me hacía sentir su dureza bajo mis costillas, Ramón observaba con una sonrisa que delataba sus pensamientos. Era evidente que la escena estaba sembrando en su ...