Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón - Relatos Eróticos

Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón

... mente la semilla de futuros reconocimientos laborales, pero era más evidente que los cuernos que empezaba a estrenar le producían la excitación más intensa de su vida. Cada azote, cada risa compartida, se convertía en una moneda de cambio en este juego que se extendía más allá de lo personal.

En su euforia interior, Ramón imaginaba la oficina al día siguiente, con Julián recordando esta velada como una experiencia memorable. Agradecido, y…tal vez, subyugado para repetir el encuentro, chantajeado por mi embrujo. Esta aparente diversión se volvía, en la mente de mi esposo, un activo estratégico que podría traducirse en grades orgasmos por un lado y ascensos laborales por el otro.

La noche continuaba su curso, pero para Ramón, estaba claro que esta experiencia no sería simplemente una anécdota más en su vida. Más bien, se convertiría en un hito singular. En su mente, la euforia se mezclaba con la tremenda erección que le producía verme así, sometida al castigo de la palma de la mano de Julián, e imaginar lo que este juego de complicidades podría traer consigo en adelante, mientras observaba en mis nalgas las señales rojizas que los azotes del jefe estaban provocando.

Yo sentía los azotes, pero me enervaba mucho más la manera en la que, entre nalgada y nalgada, Julián me apretaba el culo, comunicándome en la forma de apretar mi carne el deseo de ir a más, a mucho más.

https://drive.google.com/file/d/1wlNKOJpLamOfhU9GZmDkQ71o-TkzsC1C/view?usp=drive_link

La sala ...

... estaba cargada de sexo, de erección, de coño empapado, de nalga roja, mientras la complicidad tejía su tela invisible entre nosotros tres. Con Julián tomando evidentemente las riendas y con Ramón sumiso a nuestro lado, sentí que era el momento adecuado para explorar nuevos territorios en nuestra dinámica tripartita. Un nuevo azote más fuerte en mi nalga provocó que mi voz se convirtiera en un gemido de dolor y placer al mismo tiempo. Suave pero decidida, rompí el silencio que se había instalado entre nosotros.

"Sabes, Julián, he estado soñando últimamente con un tipo de sumisión y obediencia que va más allá de lo ordinario", confesé, girando mi cabeza para encontrarme con su mirada curiosa. Las palabras flotaban en el aire, cargadas de una profundidad nueva, la que otorgaba mi propuesta. Pero sin duda los tres estábamos dispuestos a adentrarnos en lo desconocido del nuevo juego que se abría.

Julián, con su habitual serenidad, respondió con una sonrisa que dejaba entrever una complicidad compartida. "Es curioso cómo nuestros sueños a veces pueden revelar deseos ocultos. Sin duda tengo que aceptar ser vuestro Dom, es un lujo y un placer contar con una hembra como tú, Sofía. Y será un placer dominaros” dijo mientras colaba un dedo entre el tanga y mi coño, jugando con mis labios húmedos y penetrándome. “Pero debo poner una condición. Ramón debe ocupar el lugar de último sirviente, esclavo mío, pero también tuyo", dijo, deslizando sus ojos hacia Ramón, quien miraba la mano de ...