Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón
Fecha: 06/05/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: mensajera22, Fuente: TodoRelatos
... silencio, su presencia añadía un matiz adicional a la danza de las lenguas en nuestras bocas, una presencia cómplice.
Cada movimiento de Julián era preciso, sus manos explorando con destreza mis tetas, mis nalgas, mientras me besaba. La habitación se llenaba con el suave murmullo, de jadeos, del sonido de los lametones, de las palmadas en mis nalgas.
“¿Esto es lo que quieres, Ramón? ¿Ver a Sofía sentadas sobre mi verga?” preguntó de repente Julián. Las risas compartidas y nerviosas brotaron primero de Julián, luego de mi esposo y finalmente de mí.
A medida que las manos de Julián seguían las líneas de mis senos hasta pellizcar mi pezón sobre el bra, era evidente que su destreza no se limitaba a lo profesional; había una carga sensual en cada roce, una complicidad compartida que iba más allá de lo convencional. Sabía dominar, dirigir la escena.
Mientras observaba a Ramón, noté cómo su mirada seguía cada movimiento de las manos de Julián con una atención casi reverente. Estaba excitadísimo al verme a mí, a su mujercita, por vez primera desde nuestra boda en los brazos de otro hombre. Sumido en el papel que se le asignaba esta noche, disfrutando de la escena sin atreverse a interrumpir la coreografía de complicidades que se desplegaba ante él. Su sumisión añadía una capa de complejidad a la situación, un morbosísimo matiz que nunca hubiese encontrado la escena sin él. Los tres estábamos explorando nuevos límites en nuestra relación.
En medio de este juego de ...
... roles, descubrí en la nueva condición sumisa que había aceptado un reconfortante sentimiento de plenitud. La entrega de Ramón a su papel de observador silente alimentaba la energía de la habitación, creando una sinergia única entre nosotros tres. La presión de la verga de Julián sobre mi coño ya abierto, con ganas de ser follado me volvía loca de ganas de ser poseída, follada en cada agujero. En lugar de sentirme limitada por la sumisión, experimentaba una sensación de liberación en el contacto de aquel pene extranjero, como si las barreras convencionales se disolvieran en la complicidad compartida, en la aceptación de su carácter como cornudo de mi marido.
Cada contacto del sexo de Julián con el mío, cada susurro con sus instrucciones, se convertía en una invitación a sumergirnos más profundamente en este juego de nuevos roles. Los sentimientos de plenitud que experimentaba iban más allá de la simple entrega física; eran la manifestación de una conexión más profunda que estaba naciendo entre nosotros.
La pasión de nuestros besos creció hasta la cumbre más alta.
“Tócale el culo a tu mujer” Ordeno Julián a mi esposo entre dos besos. “Mete tus dedos y comprueba como tiene el coño”
Ramón obediente apartó la tira del tanga y casi sin querer metió tres dedos dentro de mi coño, que entraron como cuchillo en mantequilla.
En esos momentos las sombras de la noche se cerraban alrededor de nuestra casa sevillana. Comprendí que esta noche no solo estaba marcando un capítulo ...