1. Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón


    Fecha: 06/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: mensajera22, Fuente: TodoRelatos

    ... insólito, creando una experiencia que iba más allá de cualquier expectativa previa.
    
    https://drive.google.com/file/d/1eri9MdnBvhvPZn1LaSHp8HD_aiweQVfU/view?usp=drive_link
    
    “Déjame ver tu trabajo” dijo Julián a mi esposo. “Date la vuelta, guarrilla, quiero verte el coño” me dijo a mí. Dejé la verga empapada de babas sobre su vientre y me giré a cuatro, sobre mis rodillas en el suelo, mostrando al jefe mi trasero abierto, mi coño empapado chorreando flujo propio y babas de Ramón.
    
    El palpitar mágico de la polla aún resonaba en mi boca cuando Julián, con una autoridad tranquila pero firme, me pidió que me arrodillara en el suelo, apoyando las manos, justo enfrente de mi esposo, entres las piernas de Ramón. La contradicción de mis sentimientos se hizo evidente en ese instante, mientras obedecía la orden y tomaba mi posición.
    
    El suelo, frío bajo mis manos, arrodillada, con la polla todavía palpitante en el sabor de mi lengua, me encontraba a merced de las miradas de ambos hombres. Mi esposo, Ramón, estaba justo enfrente, y podía percibir la mezcla de sorpresa y deseo en su gesto.
    
    Un cruce de miradas entre Ramón y yo reveló un universo de emociones contradictorias. Sus ojos, inicialmente asombrados por mi trabajo en la polla de su jefe, se encontraron con los míos en un instante de conexión y complicidad. La tensión en el aire era palpable, como si estuviéramos navegando por aguas desconocidas, explorando límites que solo habíamos vislumbrado en nuestra ...
    ... fantasía.
    
    Mientras permanecía arrodillada, ofreciendo el culo y el coño al jefe de mi esposo, la contradicción de mis sentimientos se ahondaba. Por un lado, experimentaba una sensación de exposición morbosa, encantadoramente vulnerable ante las miradas intensas de Julián. Por otro lado, una extraña excitación se apoderaba de mí, alimentada por la atmósfera cargada de sexo y la mirada ardiente de Ramón.
    
    El suelo se convertía en un punto de conexión simbólico, una plataforma en la que se desplegaba este juego de roles complejo. Julián, como director de esta escena, había creado un escenario perfecto, donde la sumisión y la contemplación se entrelazaban en una danza de deseos compartidos. Mis manos, apoyadas en el suelo, simbolizaban la entrega, mientras mi coño empapado se convertía en una obra de arte a ser contemplada.
    
    El cruce de miradas entre Ramón y yo era un diálogo silencioso, una conversación de complicidad que trascendía las palabras. ¿Cómo no había sabido descubrir al cornudo que encerraba dentro mi maridito? En su ojos, veía reflejados al mismo tiempo el desconcierto, la excitación y, la curiosamente, pero sobre todo la aceptación. La contradicción entre fidelidad y engaño de esta experiencia se convertía en la esencia misma del juego, donde los límites se desdibujaban y las emociones se entrelazaban de manera inesperada.
    
    En el suelo, arrodillada y expuesta, Julián separó mis nalgas para ver mejor el ano y mi coño abierto, con los labios separados. Yo me sumergía en esta ...
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