Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón - Relatos Eróticos

Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón

... dé nalgadas y le diga lo puta que es cuando le follo el culo”.

Julián, por su parte, asiente con una sonrisa excitada a las crecientes confesiones, cada vez más detalladas que, si bien sugiere una complicidad más allá de lo estrictamente profesional, lo cierto es que ha acabado por provocar en el jefe un deseo incontenible de llevar a cabo en mi cuerpo las fantasías que nacen de los cuentos de mi marido.

Las risas cómplices y los comentarios sugerentes se han convertido en una especie de moneda corriente en sus intercambios. Casi todas las mañanas Julián le pregunta a mi marido: “¿Qué, que tal anoche?” Esperando recibir el informe meticuloso de nuestros encuentros. La oficina, que solía ser un espacio impregnado de formalidades, ha experimentado una transformación sutilmente obscena. Ramón, guiado por la complicidad que comparte con su jefe, ha convertido a Julián en un espectador de primera fila de nuestra vida conyugal, incluso le ha enseñado nuestras fotos íntimas.

https://drive.google.com/file/d/1jtNUSdJbUx09TMdWwwmf_KJb9Jh96QiS/view?usp=drive_link

Esta dinámica, aunque cargada de insinuaciones, no parece generar incomodidades evidentes. Por el contrario, parece teñir la atmósfera laboral con una ligera dosis de diversión y complicidad. La oficina se ha convertido en un escenario donde mi esposo y su jefe intercambian risas cómplices y secretos con una mezcla de complicidad y provocación, sin que nada inapropiado salga a flote.

A pesar del encanto de ...

... nuestra ubicación, siento que algo en nuestra relación está estancado. Hay una sensación persistente de rutina. Ramón, apocado y timorato, se aferra a su vida cotidiana, mientras que yo anhelo la emoción y la novedad. Una chispa nueva entró a jugar su parte cuando comenzamos a follar teniendo fantasías con terceras personas en voz alta. Mi esposo me cedió pronto el protagonismo, ya que a él le resultaba mucho más excitante el que fuera yo la que le dijese en voz alta lo que quería oir.

El primer día que cogió la mantequilla de la cocina para encularme y yo, en lugar de llamarle por su nombre le llamé por el nombre de su jefe Julián, la erección acudió a su polla con una rapidez inusitada. Yo, envalentonada le dije en voz alta: “Fóllame el culo Julián, antes de que el cornudo de mi esposo Ramón venga. ¡Date prisa!”

Desde entonces han sido varias veces las que mi marido me ha pedido que repita esa fantasía en voz alta, que finja que es su jefe el que me folla.

Lo que yo no sabía era que el cabrón de mi esposo había mostrado a Julián su jefe una foto privada que me hice para Ramón, sólo para él, en la que aparezco abriendo las piernas con todo el coño abierto y dispuesto. Se la dediqué un día de San Valentín y ahora su jefe, el puto Julián tenía una copia que le había pedido a mi marido y que él le había dado por hacerle la pelota y por vacilar de mujer cachonda.

https://drive.google.com/file/d/12T9RuyzIAnXWfADrDYmfoBDO_4rh2mpO/view?usp=drive_link

Éste era el contexto ...