1. Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón


    Fecha: 06/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: mensajera22, Fuente: TodoRelatos

    ... Ramón para la cena con su jefe se apoderó de mi mente y de mis fantasías. Añadía un toque de picardía a la atmósfera de mi matrimonio, y la conversación sobre mi vestimenta no fue la excepción.
    
    Ramón, con una sonrisa traviesa, me miró y dijo: "Sofía, ¿qué te parece si cuando reciba a Julián, y mientras le sirvo una copa, no bajas en ropa interior al salón, como accidental mente, a preguntar algo o así? Quiero que te vea espectacular todo lo espectacular que es tu cuerpo".
    
    Levanté una ceja con un gesto juguetón de sorpresa y respondí: "¿En ropa interior? ¿Estás loco? Yo por mí lo hago pero… ¿De verdad lo has pensado bien?".
    
    Ramón, riendo, replicó: "Bueno, tengo mis dudas, pero… ¿por qué no? Quiero ver su reacción y la tuya".
    
    Me acerqué a él y, de manera cómplice al oído, le dije: "Ramón, sé que todo esto es solo un juego pero ten cuidado. Ya sabes lo caliente que soy. ¿Estás seguro de que no te pondrás celoso si algo no sale como se supone y la cosa…ya sabes…se desmadra?".
    
    Ramón me tomó de la cintura y, mirándome directamente a los ojos, dijo: "Sofía, te amo y el que Julián pueda participar del juego esta noche, no va a cambiar eso. Esta noche es solo un pequeño juego en principio, no tiene porqué pasar nada, y sé que después, volveremos a ser tu y yo. Pase lo que pase".
    
    La excitación en la conversación añadió un toque de ligereza a la situación, y mientras nos preparábamos para la cena, tanto Ramón como yo no paramos de fantasear nerviosos sobre lo que ...
    ... había de venir.
    
    La noche de la cena llegó, y con una mezcla de incertidumbre y expectación, Julián fue recibido por mi marido en la puerta. Mientras yo esperaba, peinándome y acicalándome en mi habitación. Me probé un sinfín de conjuntos de lencería y pude escuchar la risa y las voces animadas que provenían del salón.
    
    Decidí dejar la puerta entreabierta para escuchar discretamente la conversación que se desarrollaba en el salón. La suave luz de la lámpara creaba una atmósfera intrigante, y con curiosidad, abrí la puerta solo lo suficiente para tener una visión parcial de la escena.
    
    Julián y Ramón charlaban sobre los masajes que yo le doy de vez en cuando, y sus risas y voces animadas llegaban a mi posición, creando una sensación de masculina complicidad entre ellos.
    
    Julián, con una doble intención evidente, preguntó: "Ramón, cuenta hombre. Sofía aún no ha bajado. Cuéntame algún detalle más sobre esos masajes de Sofía. Parece que realmente tienes una verdadera diosa en casa".
    
    Ramón, con una risa juguetona, se acomodó en el sofá y comenzó a describir con meticulosidad la experiencia de mis masajes. "Sí, se que la tengo y tengo mucha suerte", comenzó, su mirada perdida. "Los masajes de Sofía son como entrar en un oasis de tranquilidad. Si te soy sincero, se me pone dura nada más tumbarme en la camilla. Sus manos son suaves, como plumas sobre mi polla primero, pero al mismo tiempo tienen esa firmeza al agarrar el pene que te hace sentir que estás en las manos de una ...
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