Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón - Relatos Eróticos

Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón

... verdadera experta".

Detalló a Julián cómo, al principio, yo aplicaba movimientos suaves casi acariciando los testículos y la verga. Movimientos envolventes, girando el tallo, untando el aceite con una destreza que transmitía una calma inmediata, pero una excitación definitiva. "Es como si sus manos bailaran sobre la piel, encontrando cada vena en tensión y jugando con mi excitación con cada roce". La forma en que Ramón describía los movimientos de mis manos sugería una sensación envolvente y sensual.

"¡Joder tío! Perdona mi sinceridad, pero me la vas a poner dura si sigues” dijo riendo. “Y luego", preguntó.

Por primera vez yo era testigo de una de aquellas charlas que se producían a diario en la oficina. Estaba estupefacta de la ligereza con la que mi marido era capaz de describir aquellos detalles tan íntimos.

"Luego viene la parte donde aplica presión justo donde más se necesita. Me agarra los huevos hasta el límite del dolor y me come la verga como no te imaginas. Es como si conociera cada curva del capullo, su longitud y la unión con los cojones. Su lengua y sus dientes encuentran esos puntos exactos y comienzan a provocar toda la tensión que se acumula y crece". Mientras hablaba, Ramón parecía revivir la sensación y se puso erecto, pero se dio cuenta de que ambos tenían la verga dura por culpa de la conversación.

Ramón no escatimaba detalles sobre la aplicación de aceites perfumados previos a la felación, describiendo cómo el aroma llenaba la ...

... habitación y añadía una capa adicional de sensualidad. "Sofía usa aceites que despiertan los sentidos. No solo se siente bien físicamente, sino que también es un deleite para el olfato. Tener la polla dura en las manos de mi esposa es algo irrepetible".

Con un tono sugerente, Ramón insinuó: "Hay algo mágico en la forma en que maneja los dedos en el capullo. No hay nada parecido que me ponga la verga tan dura como cuando amasa con las yemas mi capullo. Es como si pudiera leer mi excitación y susurrar a cada milímetro de polla exactamente lo que necesita escuchar". Se detuvo por un momento, como si tratara de encontrar las palabras precisas para expresar sus sentimientos.

"Recibir una buena paja de Sofía es, sinceramente, una experiencia increíble", continuó, su voz resonando con un toque de deleite. "Pero, chico, no es solo la forma en que te masturba, sus frases al oído y sus tetas rozando mis muslos…, es el cuidado y la delicadeza que Sofía pone en cada movimiento. Te sientes idolatrado, mimado, más cerdo y excitado que en cualquier otra circunstancia que puedas imaginar".

Mis oídos no podían creer las palabras que pronunciaba mi esposo, los secretos que compartían. Jamás había pensado que llegase a tanto, pero a la vez me estaba poniendo cachonda al escucharles.

Con sus descripciones meticulosas, Ramón había pintado un retrato tan vívido de la experiencia de recibir una paja de mis manos, sugiriendo no solo el alivio de la leche al salir, sino también la profundidad ...