El morbo de lo incorrecto: Mis fantasías tuyas
Fecha: 11/05/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: aSeneka, Fuente: TodoRelatos
... sé.
—¿Entonces?
—Le gustas, me da miedo.
Los dos sabemos que el segundo polvo no había sido necesario. Ahora me arrepiento de no haber sido más puta y menos zorra. Follamos en el coche. Quiero tenerlo dentro antes de que se le pase y lo hace con furia. A mi lado, la grabación de mi follada en el momento justo que Gustavo me la clava como un poseso.
—Noto su semen —me dice.
—Y yo el tuyo. Me gusta.
—¿Y si te deja preñada?
No tengo respuesta, me dejé llevar, igual que con su padre.
El coche bambolea con cada arremetida. No es el único, hay más parejas junto al nuestro. Una chica sale a mear y dudo que tenga los años mínimos para estar en aquel aparcamiento. Tras ella, su novio la observa. Me dan ganas de llamarlo, me gustaría saber su edad.
—Los suficientes, puta —me dice la chica subiéndose las bragas.
Ni me inmuto, simplemente abro la puerta para que su novio me vea entera. No le dejo entrar, pero sonrío cuando le caen los pantalones al suelo y me la enseña. La tiene dura y se la menea mientras ella le grita. Me carcajeo. «Te da la espalda; a mí, su polla».
Saco el dedo por la ventanilla cuando Mario arranca y leo en los labios de esa boba la mitad de los insultos que luego recibirá su chico. Al menos, el infeliz se ha corrido dos veces.
— · —
Esta vez ha sido más fácil conseguir que hagamos toples juntas. Me admira tanto que acepta de buen grado todo lo que le pido. Caminamos por la orilla con la sonrisilla de la turbación impresa en ...
... la cara y me mira azorada cada vez que un conocido se cruza. Su corazón bombea y sus mejillas se inflaman, le encanta.
Al volver, nos encontramos con los chicos con los pies en el agua, esperándonos. Salto sobre Mario cargando su espalda y, de improviso, sale corriendo hacia las olas. Mis gritos por el agua que salpica mi piel caliente le hacen reír… y a mí con él.
Loli nos mira con envidia. Le encantaría poder hacerlo también… cien años antes. Ella y su marido se acercan hasta que el agua les cubre la cintura. Salto sobre Roberto intentando tirarlo, amarrada a su cuello mientras forcejeo para que pierda el equilibrio. En realidad es un regalo para el polvo de esta noche con Loli.
Ella chilla de miedo cuando me acerco, le toca su turno, pero enseguida se ríe, también quiere jugar. La tomo de las manos y la obligo a saltar contra las olas. Sus tetorras suben y bajan al compás del mar. Sus pezones están demasiado duros para ser del frío, Roberto mira los míos bailar.
Llega otra ola y, sin avisar, arranco su bikini sacándolo por los pies y huyo con él aguas adentro. La he dejado completamente desnuda y se asusta. A su marido, en cambio, se le pone dura, lo noto, lo veo. Jugamos a lanzar la prenda, pero Mario se apiada de su madre y se la entrega en cuanto le llega.
—Éste no es mi bikini —exclama contrariada.
Tres pares de ojos se vuelven a mí, ya con los pies en la arena. En efecto, yo llevo puesto el suyo, lo cambié dentro del agua. No hago concesiones, tendrá ...