Adahí: mi nena se ha convertido en mujer (10)
Fecha: 17/05/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Jane Cassey Mourin, Fuente: TodoRelatos
... engalanado con un poco de brillo labial y un par de toques de delineador en la comisura externa de sus ojos.
- ¿Te gusta cómo me veo, papi? - insistió mi hija, entrelazando sus manos por enfrente de su cuerpo, mostrándose nerviosa y ruborizada ante la forma como había recorrido su cuerpo con mi mirada.
- Sí, luces muy hermosa, amor, muy linda - expresé, incapaz de retirar la mirada de la forma como ese vestido delineaba el contorno de sus senos, sin llegar a ser atrevido, pero delatando que en aquella ocasión mi hija había decidido salir sin un sostén que restara belleza a sus hermosos pechos - ¿Nos vamos? - pregunté y ella asintió con una sonrisa nerviosa, antes de que yo me pusiera de pie y fuera testigo de la forma como mi hija recorrió mi cuerpo con sus ojos, dedicándole un momento a esa tarea, entendiendo al hacerlo que yo también me había esmerado en mi apariencia, que quería estar a la altura de su esfuerzo.
Adahí no dijo nada al respecto, pero se mordió el labio mientras recorría cada detalle de mi cuerpo y mi vestimenta, antes de provocarme una descarga eléctrica que recorrió todo mi ser cuando al pasar a un lado de ella me tomó de la mano y comenzó a avanzar conmigo, sin mirarme, mostrándose nerviosa mientras sus ojos se dirigían al frente, provocándome una sonrisa al observar una vez más a la niña que aún existía en el interior de mi mujercita, en ese gesto nervioso e inocente, propio de una jovencita como lo era mi hermosa hija.
El trayecto que ...
... recorrimos al restaurante fue muy silencioso, la verdad era que ambos estábamos nerviosos, pero siendo fiel con la realidad, lejos de lo que podría suponer tal clase de situación, no me sentía incómodo al estar de esa forma con mi hija y por las sonrisas cargadas de complicidad que compartimos en cada ocasión en que nuestras miradas llegaron a encontrarse, puedo decir que tampoco ella se sentía incomoda al estar conmigo en el auto.
La comida relajó bastante los ánimos cuando comenzamos a hablar de Sofía, de lo bien que se llevaba con mi hija y lo mucho que tenían en común, antes de que la plática avanzara en dirección de las experiencias que Adahí había tenido en su nueva escuela, lo difícil que al principio le resultó adaptarse a sus nuevos compañeros y la forma como poco a poco se fue habituando a la dinámica de su nuevo grado de estudios.
Bajo ese tenor, la comida se convirtió en un rato muy ameno donde logramos romper el hielo de una manera tan natural que los nervios que reinaron poco tiempo atrás, fueron consumidos al lograr revivir aquella conexión de complicidad y diversión que solíamos mantener entre Adahí y yo cuando su madre no estaba cerca.
Cuando la comida llegó a su fin y una vez que la cuenta quedó saldada, nos dirigimos al auto caminando lado a lado y sin que mi hija se atreviera a tomar mi mano, pero una vez adentro del vehículo, Adahí se animó a decirme aquello que evidentemente la había agobiado por horas, aquello de lo cual habló con su amiga y que era ...