Rocío - Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Rocío - Capítulo 7

... su novio seguía de espaldas a nosotros, pero aun así tuve un atisbo de cordura y salí de ella, a pesar de su gesto de queja.

Saqué mi polla totalmente mojada de su coño y volví a colocarme el bóxer y el pantalón de forma apresurada, aunque Guille, todavía de espaldas a nosotros parecía tomarse su tiempo y ella debía de tener muy claro el que su chico era lento y meticuloso... Rocío me miraba incrédula, sin querer dejarme así, pero yo negué una y otra vez con la cabeza, entendiendo que era más que arriesgado y lo mejor era no jugárnosla por más tiempo. Aun así, su mirada era de auténtico vicio y esa manera de mirarme, me derretía.

- “¿Puedo ir al baño?” pregunté en alto viendo el bulto que delataba mi pantalón.

- “Claro, Alex, faltaría más, estás en tu casa “– dijo él sin volver la cara – “Rocío muéstrale donde está”.

- “Ven Alex, yo te acompaño” - contestó ella dándome la mano y tirando de mí al fondo del pasillo.

Llegamos al baño, al otro lado de ese piso y fuera de la vista de la cocina. Nada más entrar, Rocío se acercó, me bajó de un tirón el pantalón junto al bóxer y arrodillándose ante mí, empezó a hacerme una mamada profunda y casi desesperada.

- “¡Uf, Rocío!, ¡joder!, ¡esto es una puta locura!” - exclamé sintiendo esos labios atrapándome mientras yo sujetaba su cabeza.

- “¡Que ganas te tengo, jefe! “- dijo a modo de broma y se volvió a tragar mi miembro por completo succionando en una mamada increíble.

No se anduvo con contemplaciones, su boca ...

... succionaba sin parar, no había tiempo que perder, quería hacerme explotar y el hecho de estar en el piso, tan cerca de su novio, incrementaba el placer. Llegué a pensar que ella estaba deseando que su novio nos pillara de lleno, porque aquello ya no era riesgo, era una señal clara de que en cualquier momento nos iba a descubrir. Estábamos jugando con una bomba a punto de explotar.

- “¡Eres la mejor, Rocío... madre mía qué boquita!” - exclamaba yo, acompasando su cabeza en cada uno de sus bocados a mi polla, prácticamente follándole la garganta.

Cuantas veces había fantaseado en follarme así la boca de mi mujer y ahora era mi compañera, la criatura más bonita que podría imaginar, la que lo hacía y de qué forma... a pocos metros de la cocina, donde se encontraba su novio.

En menos de dos minutos, esa gata cachonda hizo que me corriese de gusto, no paró hasta cerciorarse que mi polla había quedado bien limpia, sin una sola gota de semen. Se tragó toda mi leche, degustando todos los resquicios y no dejamos ninguna prueba de lo que allí había pasado.

Me dio la mano, pero antes de salir del baño y volver a la cocina se juntó a mi cuerpo y nos fundimos en un delicioso morreo. Tener ese cuerpo pegado y esos labios y esa lengua devorándome, incluso teniendo el sabor de mi propio semen, era tan cachondo como increíble...aunque lo que de verdad me impactó fueron sus palabras, emitidas en un susurro:

- “Uffff me vuelves loca Alex”.

- “Tú sí que me vuelves loco... ni me ...