Rocío - Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Rocío - Capítulo 7

... creo lo que hemos hecho.” - dije dibujando esos labios con la yema de mis dedos.

- “Me encanta como me follas, es alucinante, me estoy quedando súper pillada de ti. “- añadió volviendo a atrapar mi labio inferior entre sus dientes.

- “Estás loca. ¿No has pensado...?”.

- “¿En Guille? Está tan ensimismado que no se entera.”

- “Pero nos puede pillar en cualquier momento....” - dije queriendo poner sensatez.

- “¿Te dije que se está follando a mi hermana?”

- “¿Cómo?”

- “Sí, ya ves... la historia al revés. Tu mujer te los pone a ti y él me los pone a mí”

Me quedé de piedra, pues aquella confesión indicaba lo mucho que nos parecíamos... éramos como almas gemelas... almas perdidas.

- “Pero tu chico... teniéndote a ti” - dije admirando su precioso rostro, la majestuosa belleza de su cuerpo y recordando lo buena que era en el sexo.

Rocío se encogió de hombros.

- “Entonces, ¿es una venganza?” - le pregunté.

- “No... bueno, no creas que no lo he pensado muchas veces, pero no. Es la manera de darme cuenta de que he encontrado a mi otro yo.” - añadió y me dio un beso intenso en los labios.

- “¡Rocío!” - dije cuando nuestros labios se separaron con lo que aquellas palabras significaban.

- “Sí, Lo sé... ¿y tú estás loco conmigo? “- añadió succionando mi lengua.

- “Yo ya lo estaba desde hace tiempo, por eso me parece estar en una nube. Lo de hoy me ha confirmado, lo que ya creía... y es que eres increíble Rocío” dije.

Nos volvimos a fundir en ...

... un abrazo y otro beso lascivo y apasionado, mientras mis manos acariciaban su culo bajo la falda.

- “¿Todo bien?” - oímos el grito de Guille desde la cocina.

- “Si amor, ahora voy”.

Rocío me hizo una seña para que esperase un poco y así se adelantó ella a la cocina, como si viniera de otro lugar.

Esperé un tiempo prudencial, como me había pedido ella y cuando llegué al encuentro de la pareja ellos charlaban entre risas como si tal cosa... y yo pensaba una y otra vez en la locura que habíamos hecho con aquel inmenso riesgo, además de las confesiones de Rocío, por un lado de ser víctima de una infidelidad, como en mi caso y por otro, porque yo significara tanto para ella.

Su novio había terminado de preparar la cena y salió a ocupar el tercer taburete dejando a Rocío entre los dos y yo lo hice precisamente en el que me había follado a esa mujer. Fue algo extraño sentarse en ese mismo sitio donde acabábamos de hacerlo, de espaldas a su chico, pero tanto ella como yo pusimos nuestra mejor cara y Guille parecía totalmente ajeno a todo, incluso a nuestras miradas cómplices, porque además él insistía en lo bien que se sentía con mi presencia y que veía a Rocío más contenta en el trabajo, en parte gracias a mí. Aquello era un halago, pero yo sentía cierto resquemor, por muy cabrón que hubiese sido él, teniendo en cuenta que yo me había follado a su chica en ese mismo taburete.

La cena transcurrió tal y como yo esperaba, un monólogo de su novio y poco más, pero tanto ...