Mi esposa y la Pandemia. Capítulo - Relatos Eróticos

Mi esposa y la Pandemia. Capítulo

... vale una vez

Yo: Muy bien, si la chupas y después te follo, vale por dos veces… chúpala

Anto luego de pensarlo un momento, y pese a su cara de asco, se hincó metiéndose media verga en la boca y comenzó a mamármela, lo que me pareció morbosamente excitante, podía ver sus labios recorriendo cada centímetro de mi hombría y pensé que mi “competidora” por Maite, ya no daría pie atrás en esta obligada relación, ya que desde siempre hasta hoy en día, pienso que si una mujer te chupa la verga como lo hacía Anto, es porque lo deseaba desde lo más profundo de su ser.

Anto de pronto interrumpió su felatio, diciéndome:

No quiero que dejes de recordar que solo hago esto por Miate.

Acto seguido, continuó con los lametones y chupadas, si bien no era una experta, se le daba bastante bien, claro que creo que su intención era que me corriera lo más rápido posible… hasta que por más resistirme y mientras le tomaba de la cabeza le dije:

Yo: Me voy…voy a correr… me…

Antó me escuchó claramente y tomándome de los cojones con una mano, continuó con más ahínco su mamada, hasta cuando sintió los espasmos de mi verga, momento en que se quedó quieta sin sacársela de la boca, atrapando el glande con los labios y así poder recibir toda mi simiente en su interior, tragándosela sin dejar rastros de ella, luego sonrió maliciosamente, como con ironía y se levantó para ir al baño, pero la detuve y le ordené:

Yo: Traga mi leche, no la vayas a botar.

Anto: Esg asquegosa, no puedes ...

... obligagme, dijo como pudo, pues estaba con toda mi simiente en la boca.

Pese al hilo de leche que le corría por la comisura de los labios, la tomé del cuello y con firmeza la apoyé contra la pared y para luego tapar su boca apretándole las fosas nasales, y así obligarla a tragarse todo, par cuando la solté, ella me gritó

Anto: ¡Eres un cerdo asqueroso!, casi me ahogo… cof, cof.

Yo: No alegues, considera una menos, y creo que no fue tan malo.

Anto: Fue asqueroso, pero es cierto, no fue tan malo, pero no sé como otras se lo pueden tragar, su gusto es horrible

Yo: Jajaja, no te creo, a Maite le encanta

Acto seguido ella me besó con furia metiendo su lengua hasta mi garganta, la verdad es que coincido con ella el sabor de mi leche es asqueroso. Dado su ímpetu, la tomé de los brazos y la aplasté contra la muralla más cercana, siendo yo el que continué besándola con furiosa pasión. Luego le tomé sus tetas y las amasé con rudeza, no quería que esta puta lésbica tomara el control o sintiera ningún afecto por mí. No sé cómo, mi recién estrujada verga recobró vida y se fue endureciendo hasta quedar metida entre las largas piernas de Anto y su coño.

Ahora Anto intentó zafarse de mi beso, pero no tuvo fuerzas para ello, o simplemente ya no quería lidiar con su destino a ser follada. Solo al sentir la cabeza de mi nuevamente dura verga, trató de quitarme de encima, pero solo fue un ademán sin convicción, o supo que no podría vencerme en fuerza y tamaño..

Partí frotando ...