Mi esposa y la Pandemia. Capítulo - Relatos Eróticos

Mi esposa y la Pandemia. Capítulo

... discreto para que Anto que como dije estaba a solo unos pasos no se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

Terminado nuestro silente encuentro una cariñosa Olivia me abrazó y besándome en las mejillas, volvió a despedirse agregando:

Olivia: Cuando venga, pase por aquí, ya sabe lo cariñosa que puedo ser.

Yo: Lo haré Oli, siempre lo haré, es usted un encanto.

El resto del día cada uno se preocupó de preparar sus asuntos, en mi caso y el de Anto, el viaje a nuestra “nueva vida”, lo que me sorprendió mientras estaba en medio de mi preparación del mi equipaje es que Sofía apareció por mi apartamento y tratando de lucir coqueta y haciéndose la linda me llevó a la cama y follamos a su regalado gusto. Afortunadamente Maite no se apareció hasta la noche, para llevarme a cenar a la casa de sus padres, sin sospechar que su hermanita estaba cumpliendo fielmente sus deberes.

Esa noche Maite ya no me tenía ninguna sorpresa más y los dos fuimos a nuestra casa a dormir, la verdad es que y no tenía sentido evitar contacto con ella, pues habíamos sido muy, demasiado íntimos y no solo era culpa mía.

Al momento de ir a dormir, pues al día siguiente debía cargar mi camioneta y conducir los primeros seiscientos treinta kilómetros en dirección a mi nueva casa, Maite fue el baño y después apareció con unas más que sugerentes picardías, donde sus tetas eran lo central, pues estaban suculentas y de alguna manera no me dejaban ver su ya crecida barriga.

Maite: ¡Sorpresa!... ¿te ...

... gusta?, dijo tomándose las tetas como ofreciéndose.

Yo: te mentiría si dijera que no, sabes muy bien que me encantan tus tetas y de sobremanera tus tetas de embarazada.

Maite: Entonces ¿compartimos la cama?

Yo: Sí claro

Maite: ¡Uy que poco entusiasmo!

Yo: Es que estoy agotado.

Maite: Lo entiendo, puedes abrazarme

Se acostó a mi lado y haciendo cucharitas la abracé rodeando sus suculentas mamas, lo que por muy cansado que estuviese me excitó y mi verga “mandándose sola”, se erizó clavándose en la rajita del coño de mi engañosa mujer… De alguna forma nos zambullimos en un encuentro sexual que me recordaba cuando nuestro sexo era tierno y amoroso, estuvimos un buen rato haciéndolo y despues de dos plenos orgasmos nos quedamos dormidos.

Al otro día cargué mi camioneta con mi equipaje dejando a una triste Maite en casa, luego pasé por la casa de Anto, donde conocí a su madre, la cual solo nos permitió salir después de un café y dejar la promesa de que manejaría con mucho cuidado, agregando su agradecimiento por el nuevo puesto de secretaria de gerencia dado a Anto, al verla noté los genes heredados por la amante de mi esposa.

A eso de las once de la mañana por fin iniciamos nuestro viaje, lo extraordinario fue que en nuestro viaje, comenzamos a llevarnos meridianamente bien, e incluso ella se dedicó a ser mi copiloto y navegante, facilitándome la vida y la conducción. Un poco antes de medio camino, comimos en una parada de camioneros, la cual resultó ser ...