Mi esposa y la Pandemia. Capítulo - Relatos Eróticos

Mi esposa y la Pandemia. Capítulo

... me dijo:

Anto: ¿Quieres descontar?

Yo: Solo si tu lo quieres, dije algo extrañado por su oferta.

Anto: Sí, es mejor que ver la tv, dijo exhibiendo una leve sonrisa.

Sus caricias me comenzaron a calentar cada vez más, mientras en una de las camas estábamos frente a frente, la besé en el cuello y tetas, hasta que decidí satisfacer mi propio deseo, por lo que levanté una de sus piernas le metí mi verga en su tierno y delicioso coño, ella como una gata en celo me volteo montandose a horcajadas sobre mí y me cabalgó a su entero gusto, según mis creencias, no actuaba como una lesbiana, tanto que le pregunté.

Anto: So lesbiana, pero pienso en ti como un dildo, piensa en mi como una muñeca

Yo: Muy bien lo haremos, como quieras, dije decidido a mi propia satisfacción.

Le di duro, se la metía hasta lo profundo mientras jugaba con sus lindas tetas, en tanto ella se tocaba su clítoris, lo sabía porque lo sentía en mi verga. De vez en cuando vociferaba cada estocada ¿no sé si los huéspedes de las habitaciones vecinas nos escuchaban desde el baño?, pero ella no paraba de gritar, vivía la follada como una tigresa en celo… seguimos así hasta que, en medio de gemidos, estertores y boqueadas, miradas pervertidas y gritos, ambos nos corrimos, ella nuevamente quedó como en éxtasis apoyada sobre mi pecho, su orgasmo había sido tremendo.

Pasado unos minutos comencé a pensar sobre la tremenda sensación de sus tetas sobre mi pecho, por lo que milagrosamente mi amiguito ...

... comenzó a revivir hasta meterse entre sus piernas y coño, cosa que Anto también notó.

Anto: !Uy, despertaste!, jejeje

Yo: No sé pero sentir a la amante de mi esposa sobre mí, me causa eso

Anto: ¿Y qué harás al respecto?

Entonces decidí follarla para mi entero deleite, por lo que tan pronto como Anto dio atisbos de recuperación, la puse en cuatro con toda la intención de culearla, ¡sí de culearla! La verdad es que mi afiebrada mente solo pensaba en cómo sería nuevamente partirle el culo… sí ese culo que me mostró en casa, ese culo que ahora no me canso de desear. Anto pagaría con su orto la traición de Maite

Anto: ¡Un momento! ¿¡me quieres culear!?

Yo: Sí…

Anto:No de nuevo, ¡eso duele!

Yo: Bueno putita, sé que duele, dije como sabiendo mucho del tema.

Anto: ¡No, acepto que me folles!, pero no por el culo.

Yo: Bueno, solo lo haremos a lo perrito, no te preocupes, dije cediendo ante su determinación.

Anto: Bueno se suave me tienes el coño desbocado, jejeje, ya veremos en el futuro si me das por el culo nuevamente, jajaja.

Con la autorización concedida, simplemente me puso tras ella, bajé mi amiguito todo lo que pude, le abrí sus lindos y tersos cachetes para ver bien dónde metería mi verga y si bien dudé, con la latente tentación de culearla aún sin su consentimiento… finalmente dirigí a mi amiguito a la rajita del coñito medio abierto por la reciente follada…y se la puse completa, ¡de un solo golpe! Ella dio un respingo, pero siguió como una ...