Mi esposa y la Pandemia. Capítulo - Relatos Eróticos

Mi esposa y la Pandemia. Capítulo

... generosas curvas. Luego nos dice:

Anto: Mmm, veo que Claudio me ganó el “¿quién vive?”, con algo de mal humor en su tono

Maite: ¡Vamos que podemos estar los tres!… ¿!No es cierto, corazón!?

Yo: ¡Sí claro!…

Maite: ¿Como la haras Clau? ¿Nos follaras en orden?

Yo: Eh… no lo sé, podemos ir haciéndolo juntos… como un trío, pero ella debe ser la principal a ser follada.

Maite: ¿Pero yo te puedo ayudar corazón?, sabes que siempre lo he hecho

Yo: Sí lo sé, ya que eres una furcia, dije a modo de reproche, luego agregué… en todo caso me gusta la idea de follarlas a las dos juntas.

Me levanté para besar y abrazar a Anto, sentí la calidez de su cuerpo a través de mi ya escasa ropa, ella pese a su anuencia, estaba algo “tiesa”... Así y todo, me comenzó a sacar mi camisa. Estaba en eso cuando sentí la tibieza de las tetas de Maite en mi brazo, la miré de reojo, mi verga ya estaba a medio camino de una gran erección, con una mano le sobé su culo agrandado por la maternidad. Maite sin mayor invitación y empinándose, besó a Anto con un piquito. Para ese instante mi verga ya estaba totalmente dura.

Anto con sus cálidas manos bajó la cremallera de mi pantalón y con la ayuda de Maite liberaba mi cinturón, dando paso con su acción a las dos furcias, tomara la posesión de mi hombría; instintivamente mis manos se van las tetas de Anto, mientras Maite me daba besitos en el cuello erizando mis bellos capilares, y de paso comenzando a acariciar mi culo, dejando mi verga a ...

... merced de Anto, la que tomándola con cierta rudeza, la puso rozando la rajita de su coño, apenas cubierto por su delicada lencería.

No entendía cómo una lesbiana como Anto, tubiese tanta iniciativa en esto, sin dudas Maite tenía bastante que ver en todo.

Maite: Bueno, ¿te gusta como te acariciamos?

Yo: Sí, son unas exquisitas y retorcidas zorras, pero me gusta.

Anto: ¿te gusta lo que tienes entre manos? – me preguntaba, liberándose de su vestido y dejando expuesto su cuerpo.

Yo: ¡Me encanta! Respondo con sinceridad, amasándolas con pasión.

Maite: Gracias Claudito. Sabía que te iba a gustar mi participación, dijo mientras ella también se liberaba de su vestido, exponiendo también, su ahora voluptuoso cuerpo de embarazada, para agregar, ¡ahora mira bien a Anto!.

Yo: ¡Cielos eres una Diosa Anto! – dije con más sinceridad aún, mientras le miraba con lujuria su precioso cuerpo y cara angelical, mientras ella se liberaba del sujetador, quedando así, las dos furcias con solo una breve tanga.

Maite: Muy bien cariño, ahora cómenos las tetas a mí y a Anto, dijo dándome un beso suave en los labios, aprovecha que las mías están enormes y las de Anto de por sí son grandes.

Las dos furcias se movieron quedando frente a mí, mirándome deseosas de ser poseídas por mí… bueno, a lo menos una de ellas, ya que probablemente Anto no se sentía muy dispuesta a lo que la induce Maite. Yo solo atiné a juntar sus tetas, por un lado las de mi Maite, ahora muy grandes y algo ...