Mi esposa y la Pandemia. Capítulo - Relatos Eróticos

Mi esposa y la Pandemia. Capítulo

... caídas, me volvían loco, ahora estaban eróticamente suculentas a niveles increíbles, tal como recordaba de sus anteriores embarazos.

Las de Anto, también grandes, no desmerecen a las de Maite, su amante, claro que aún no ha sido madre, por lo que no eran tan gordas, ni tenía los pezones oscuros y grandes, así y todo tenían su belleza… Las tetas de Anto eran grandes y tenían una forma de pera, como también tenían la firmeza y una lozanía cercanas a la perfección . Acaricio a las cuatro con suavidad y comienzo a besarlas, luego a lamerlas y chuparlas, para finalmente, casi literalmente comerlas con fruición, ¡Joder qué maravilla de tetas!

Ellas en su afán de cumplir con su parte del acuerdo están dándome todo el placer que exijo. Es más, casi me asfixian con sus maravillosos melones, por lo que debo salir de entre estas preciosas ubres de vez en cuando para poder respirar. Debo dejar en claro que pese a mi gran dolor, amargura e ira interna por lo que me hizo Maite y Anto, no me puedo resistir a tanta maravilla y me deleito extasiado, apretándolas duro con las manos, paseando mi cara por ellas, chupándoselas con avidez.

Luego con mi excitación por las nubes, y superando mi enojo, las tomo por el culo y comienzo a acariciarlas por todos lados: paso mis manos por esos cachetes perfectos, firmes, redondos, duros (Maite sorprendentemente aún tiene un culo firme, pese a dejar el pilates y el spinning de lado)… hundo los dedos por los redonditos ortos,… los paseo por los ...

... perineos- Esto último sobresaltó a Anto, pero no me importó y lo hice de todas formas, continuando hasta donde alcanzo por las abultadas rajitas del coño, sin dejar en ningún momento de libar sus alucinantes mamas.

Tenerlas desnudas y así de entregadas a mi disposición, sabiendo que Anto una lesbiana de tomo y lomo me odia cordialmente, y que Maite otra lesbiana declarada, aunque pienso que solo es bisexual, lo hace todo en busca de mi perdón, es sencillamente maravilloso… Es así como comienzo a acariciarlas con mi verga, en unas contorsiones difíciles de explicar, todo con el fin de pasar mi glande por las húmedas rajitas, sin dejar de comerle las tetas… Es así como escuché los primeros gemidos salir de ellas, y sorprendentemente provienen de Anto, me da risa que ella sea la más caliente y eso me empecina en pasarle mi verga solo a ella, mientras le meto un dedo en el coño a Maite… aún no sabía cómo las dejaría contentas a las dos, pero lo intentaba. Estaba en ese titánico afán de cumplir con mi parte del acuerdo, cuando Maite sale en mi ayuda.

Maite: Anto, ¡espera!,… acostémonos haciendo un sesenta y nueve, para que Claudito te envergue, luego cambiamos.

Anto: Bueno, si tu lo dices, pero si quieres te la mete a ti primero, dijo tratando de evitar mi verga

Maite: No, que te la meta a ti primero, ya que así descontamos dos veces.

Entonces siguiendo las indicaciones de Maite, nos unimos en este “extraño abrazo” sobre la cama. Ellas intercambiaron casi de inmediato ...