1. Mi esposa y la Pandemia. Capítulo


    Fecha: 23/05/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: claudiomarried, Fuente: TodoRelatos

    ... que no esperaba que le partiera el culo, pero no pudo evitarlo... Los gemidos no se hicieron esperar, me costó pero llegué hasta el fondo de Anto, yo estaba feliz, me decía a mi mismo, ¡que sufra la muy puta!. No sabía si a ella le habían roto el culo antes, por sus qujas -creo que no- la verdad que no me importaba; ya estaba adentro.
    
    Sentía la estrechez de su esfínter, la sensación de cómo me apretaba mi verga es una locura casi indescriptible… Pese a sus protestas, comencé un cadencioso mete y saca, mientras Maite alternaba su comida de coños con caricias orales a mis cojones, ¡yo estaba que me derretía!
    
    De pronto noté que Anto se tensaba y sus ahogados gemidos y suspiros subieron de tono, lo que me dio a entender que se corría irremediablemente; mis caricias a su culo y tetas solo acentuaron la corrida que le sacamos entre Maite y yo. Casi como en cámara lenta ella se derrumbó sobre el cuerpo de Maite, desenvergándose sin yo poder evitarlo, pero Maite decidida a darme en el gusto, se tragó mi tranca, la misma que instantes antes habían estado en el anito de su amante, creo que eso muestra el grado de compromiso con ¿sus dos amantes? o la calentura más grande vivida en toda su existencia.
    
    Mientras Maite me hacía un felatio, le amasé sus enormes tetas agrandadas por la maternidad, hasta correrme en su boca, no sé cómo no la ahogué, me salían interminables descargas de mi leche, las que se tragó sin chistar terminando con una pícara sonrisa de triunfo en la cara, ...
    ... pese a que la única que no se había corrido era ella.
    
    Pensando en mi engañosa esposa, con mis últimas fuerzas, le comí el coño hasta saciarla. Sus gemidos y estertores así lo indicaban y yo conozco a Maite por completo. Lo que me hacía más feliz que el hecho mismo de comerle el coño, era el morbo de que lo hacía mientras Anto miraba como yo la hacía berrear.
    
    No la podía ver pero podía adivinar que no la hacía feliz a ella; pero lo que no la hacía feliz a ella, me hacía feliz a mí… En un comienzo no me di cuenta, pero la muy puta no se quedó quieta sufriendo mi intento de humillación y cuando ya estaba recuperada actuó por sus propios deseos, es así que, en algún momento, ya le estaba comiéndo las tetas a Maite, la que deliraba.
    
    Como la hora avanzaba inexorablemente, pensé que era un buen cierre para este impensado trío, pero de pronto Anto algo exaltada nos dijo en voz baja:
    
    Anto: ¿Notaron que alguien nos miró?
    
    Maite: No… ¿Sofi?, respondió en el mismo tono.
    
    Yo: ¿Alguien más tiene llave de mi casa?, dije con sorpresa
    
    Anto: No lo sé, pero vi un ojo que nos miraba desde la oscuridad.
    
    Maite: ¿No estarías alucinando mientras te corrías?, jejeje, dijo sin moderar su voz
    
    Anto: No, ya me había corrido hacía rato, y no tengo dudas que vi a alguien mirando.
    
    Maite: O era Sofi o pudo haber sido una de las chicas, ¡bien por ella!, vio algo bueno.
    
    Anto: También pudo ser tía Olga tu madre
    
    Maite: No creo, pero de ser ella, capaz que se mete en la cama con ...
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