1. Dios no va a impedir que mi cuñado me desvirgue


    Fecha: 28/05/2025, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... a comer a su casa. Puede que ya les cayera bien como decía mi novio, pero fui dispuesta a causarles la mejor de las impresiones. Al igual que su hijo, el matrimonio también se mostró más desinhibido fuera de las reuniones.
    
    Estaba haciendo una comida perfecta. Hacíamos bromas y ninguno de ellos dudaba en dejarme claro que estaban encantados con que estuviera saliendo con Jaime. Lo único que me puso un poco nerviosa fue que en algún momento saliera la palabra boda, pero por lo demás se podía decir que ese primer encuentro había sido todo un éxito. Hasta que apareció Isaac.
    
    El hermano de Jaime llegó cuando ya habíamos terminado de comer. No traía demasiado buen aspecto, como si no hubiera dormido en toda la noche, y sus padres no dudaron en llamarle la atención, lo que provocó una pequeña discusión. Entre gritos y reproches, yo no podía dejar de fijarme en lo tremendamente atractivo que era ese muchacho.
    
    Isaac era una versión tres años mayor que mi novio, pero con el pelo largo y músculos que se marcaban incluso por debajo de la ropa. En contra de mi voluntad, mi cuerpo reaccionó al verlo. Por suerte, la pelea terminó rápido y el hermano de Jaime se fue a su habitación a dormir, antes de que alguien pudiera darse cuenta de que no dejaba de mirarlo.
    
    - Lo siento, Águeda, con mi hermano siempre pasan estas cosas.
    
    - No te preocupes.
    
    - Siempre desobedece a nuestros padres, va a acabar fatal.
    
    - Todavía es muy joven, quizás sea solo una etapa.
    
    - Eso espero, ...
    ... porque sufro mucho por él.
    
    A partir de aquel día se convirtió en algo habitual que yo comiera los domingos en casa de mis suegros. También era frecuente que Isaac y llorará a deshora y volvieran a discutir. Aunque lo mantenían absoluto secreto, incluso para Patricia, cada vez que eso ocurría yo me sentía aún más atraída por mi rebelde cuñado.
    
    Las hormonas me tenían revolucionadas, pero mi fe me impedía desahogarme. Por aquel entonces Jaime y yo ya lo sabíamos dado más que unos simples besos en los labios. No había nada que nos impidiera besarnos con lengua o meternos mano, aunque fuese por encima de la ropa. En ocasiones él intentaba ir un poquito más allá y tenía que frenarlo porque temía perder el control.
    
    Yo ya estaba totalmente integrada en su casa, pero a mí me estaba costando mucho llevarlo a la mía. Jaime me lo pedía a menudo y yo tenía que convencerlo diciéndole que mis padres no eran como los suyos. Él temía que el motivo fuese que me avergonzaba de nuestra relación, aunque, en realidad, los que me daba miedo que me hicieran pasar bochorno eran mis progenitores.
    
    - Sé que no son creyentes, pero quiero conocerlos.
    
    - Solo quiero ahorrarte un mal rato.
    
    - Tú siempre estás presente en nuestras discusiones con mi hermano.
    
    - No es lo mismo, Jaime.
    
    - Necesito saber que esto en serio.
    
    - Pues claro que sí.
    
    - Entonces me los vas a presentar, aunque sea después de las vacaciones.
    
    - Trato hecho.
    
    Justo ese verano los dos cumplíamos la mayoría de edad ...
«12...456...»