Infiel por mi culpa. Puta por obligación (42)
Fecha: 10/06/2025,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... que no alcancé a dimensionar el daño que te causaría, a ti y a mí, a nuestro matrimonio.
—Una señora con dos pequeños, y tres trolleys de mano, nos interrumpieron por unos segundos, mientras pasaban por en medio de los dos, buscando más adelante sus respectivos asientos.
—Y sí, cariño, no miento al decirte que disfruté de ese poder adicional, al tener a alguien más que al igual que tú, se fue enamorando de mí. Bueno… ¡De esa otra yo! Pero además has de saber, que, así como gozaba espiritualmente, lo sufría por igual, pues yo te seguía amando. Mi amor has sido siempre tú, aunque esta blanca rosa tuya, por la pasión transmutara a roja y sin desconfianza de tu parte, al dejarme tomar día tras día por el tallo, por pura vanidad, yo te clavara estúpidamente mil espinas.
—Ya estábamos incomodando demasiado, y el sobrecargo tenía la clara intención de interrumpirnos, cuando sonó su teléfono. Dudó unas centésimas de segundo, pero finalmente tomó la llamada y respondió sin darme la espalda, por lo cual pude escuchar toda la conversación.
—… ¿Aló? Holaaa. ¿Julián? ¡Julián, casi no te escucho!
—… ¿Cómo? ¿Que donde estoy? Pues… En el aeropuerto.
—… ¿Que qué?… No, no señor. No estoy en El Dorado… Estoy en… En el aeropuerto de El Hato, en Curazao. Y no. No he revisado los mensajes en el móvil. ¿Por qué preguntas?
—… Después te lo explico. Mejor dime, ¿qué es lo que sucede con Mamá?
—… Nooo, nooo. ¡Mierda! Yo… Cuando esté en Bogotá, voy a arreglar algunas cosas y ...
... dejaré a Mateo con… Con su papá.
—… ¡Que sí, que sí! Voy a darme toda la prisa del mundo. Tan pronto tenga todo listo, te doy los datos del vuelo. Ok. Y dile a mi mamita que la amo mucho. ¡Que mantenga la esperanza, pues estoy segura de que Dios la va a sacar a delante de todo esto! Ok. Un beso, hermanito.
—De nuevo en sus ojitos azules, el llanto comenzó a manar. No tuvo que mencionarme nada. Lo intuí de inmediato. Al verla desconsolada la abracé, y simplemente le dije que todo saldría bien. Ya lo había decidido tras la conversación que tú y yo sostuvimos, mientras llegaba en taxi a la cabaña, y al parecer el destino también colocaba su granito de arena para que yo regresara a encontrarme con Mateo para cuidarlo mientras su mamá, debería velar por la abuelita Panchita.
—Mi cliente y amigo, da dos tragos largos a su jarra de cerveza, y tanto la suya como la mía, quedan al mismo nivel.
—No te alcanzas a imaginar la felicidad de Mateo cuando nos vio llegar juntos a la casa. No le habíamos dicho nada para que fuera una sorpresa. Esa misma noche instalamos su pequeña tienda de campaña, con los coloridos planetas estampados, en mitad de la sala y dormí junto a mi pequeño loquito, arruchándome a su cuerpecito, con medio cuerpo mío fuera, y arropándome muy bien los pies, pues sentía frío, a pesar de tenerlos casi pegados a la chimenea encendida.
—Al otro día Mariana hizo los trámites necesarios y consiguió vuelo para Dallas, a media tarde. La acompañamos al aeropuerto, ...