MANOLO. Suegro, consuegro y padre - Relatos Eróticos

MANOLO. Suegro, consuegro y padre

... daba sorprendentemente era mi hijo y su suegro, los dos parecía que tenían una batalla con la botella. Abrí otra y ya se la dejé para ellos, no tardaron cuatro chuletas en habérsela bebido. Les abrí otra. Pilar me miraba y se reía, ya iba también un poco tocada por el vino, le recordé lo que pasó el domingo pasado, ella se rio. Anna también tenía las mejillas sonrosadas ya por el vino y estaba muy animada.

Noté una mano en mi entrepierna buscando mi paquete, que lo encontró con la polla dispuesta. ¡Puta trampera! Me suele pasar cuando me pongo así de burro, se me endereza el pito y no baja. Las uñas arañaban por encima del bóxer mi rabo, eran las uñas de Anna, envalentonada por el vino se atrevía a jugar debajo de la mesa. Si quería juego, lo tendría.

Como quien recoge una rebanada de pan caído de la mesa, me agaché para agarrarle una pierna y hacerla pasar por encima de mi rodilla. Así la tenía ahora abierta de patas. Deslicé mi mano hacia su empapado coño y empecé a pajearla suavemente. En uno de sus espasmos se le tensó de golpe la pata y le dio seguramente a Pilar, ya que esta inmediatamente miró hacia debajo de la mesa. Seguramente vio el espectáculo que allí había, pero no dijo nada, su madre se recompuso, y se levantó del lugar seguramente para aliviar culpabilidad. La cara de Pilar se puso seria, incluso me pareció que sus morrillos se preparaban para llorar, debía actuar.

- Pilar, acompáñame a la cocina

- ¿A la cocina?

- Sí, vamos a ir tú y yo a ...

... empezar a preparar los postres, los cafés, el licor de hierbas…

- ¡Ah! Vale

Se levantó y ambos nos fuimos a la cocina mientras Anna recogía los platos. Mi consuegro y mi hijo ahora hablaban de Trump, estaban entretenidos. Llegamos a la cocina.

- ¿Para qué pensabas que quería que me acompañaras a la cocina Pilar?

- No, por nada

- Pilar, quiero decirte una cosa; tu madre y yo por circunstancias que ahora no vienen al caso, de vez en cuando tenemos sexo. Es algo que tu padre ya no puede darle y es una necesidad biológica. Como tenemos afinidad lo hemos llevado muy discretamente para no enturbiar la familia, principalmente la vuestra.

- Ya, pero se me hace difícil entenderlo, ella siempre me habla de los principios morales y de la fidelidad en el matrimonio, y le pone los cuernos a mi padre. No lo entiendo.

- Es fácil entenderlo Pilar, los humanos siempre buscamos ser felices, la vida son cuatro días y pasan rápido. Y si en casa falta algo, se busca de fuera, lo principal es ser discreto. No culpes a tu madre porque este jugando hoy conmigo, déjala que disfrute, hoy es feliz

- Me da envidia, me gustaría ser ella

- ¿Y eso?

- Porque ella puede gozar contigo y yo no.

- ¿No te da caña Jaime? ¿No te satisface mi hijo?

- No hemos hecho nada aún sexual, queremos esperar al matrimonio.

- ¿De verdad no habéis pegado nunca un quiqui?

- No, yo soy virgen.

- Pues deberíais dejaros de monsergas y pegar algún polvete, así no llegareis a tener ninguna ...