MANOLO. Suegro, consuegro y padre - Relatos Eróticos

MANOLO. Suegro, consuegro y padre

... importantísimo esto ¿No?

- Bueno, no ha sido nada del otro mundo, pero sí, hasta ahora.

Le dio un beso a la mejilla a Pilar, le dijo algo y se fue. ¡Madre mía pensé yo! Cada vez estaba más convencido que no era hijo mío. Con un pedazo de novia como la que tiene, aquí pudiéndoselo pasar riendo, jugando y bien con todos nosotros, va el tío y encuentra más importante lo acontecido en el congreso de los diputados. Más gilipollas no se puede ser.

La cara de Pilar era patética, Dolores también se dio cuenta y la animaba preparando una ensalada. Sé que a veces soy un poco cabrón y me propuse poner a mil a mi nuera, quería excitarla, más como juego que con pretensión de tener sexo con ella. Me excitaba de sobremanera ponerla caliente, era un juego peligroso y arriesgado.

Desde que me la presentó mi hijo como su novia, nuestro lazo afectivo había ido en aumento. Nunca la miré con deseo sexual, aunque debo de reconocer que aquel día de la barbacoa debido a las circunstancias que se dieron entre roces y después sentirme observado por ella follando con Dolores, me había sobrexcitado.

Me acerqué por detrás de Pilar, ella estaba preparando la lechuga para la ensalada, la rodeé con los brazos y le cogí las manos jugando amigablemente con ellas, le di pequeños arrimones con mi polla a su culo, la carne se le puso de gallina, le di un beso en el cuello detrás de la oreja y se le empitonaron los pezones. Volví a la barbacoa y ella me sonrió. Dolores me abrazaba mientras yo ...

... giraba la carne, cuando estuvo hecha, nos fuimos a la mesa a comer. Empezó a bajar la botella de vino y abrimos otra, nos estábamos poniendo morados de cordero a la brasa y de vino.

Mi nuera no era bebedora, pero las circunstancias y el momento llevaron a que con la ayuda de Dolores, que a esta anda que no le gusta el vino, cogió una cogorza de dos pares, y reía y reía aun sin motivos, de todo.

Bajó mi hijo al fin y se sentó a comer. Cuando vio a Pilar borracha se enfadó con ella y conmigo, con ella por beber y conmigo por dejarla beber. Yo que llevaba un punto de los efectos también del vino, me partí la polla de risa y terminamos ante su cabreo los tres riéndonos de sus palabras y de él. Le dijo a Pilar que no subiera a su cuarto hasta que se le hubiera pasado la borrachera, se despidió con mala leche y se fue. Dolores y yo nos miramos y nos reímos a carcajada limpia.

El puto licor de hierbas lo remató todo. Después de comer, en los postres con la tarta de nata que trajo Dolores, abrí una botella de Ratafía y serví tres lingotazos. El primer lingotazo con la tarta entró bien a Pilar, pero el segundo la remató. Se arrodilló en la hierba y empezó a tener espasmos de vomito. Al final empezó a salir por su boca expulsado de su estómago, primero la tarta, y después el cordero. La pobre quedó bañada de vomito con una peste atroz.

Dolores y yo, ya no nos reímos, fuimos a ayudarla en su estreñimiento y mal rato que pasaba. La llevamos bajo la ducha de la piscina y a chorro ...