Sumisa infiel y marido cornudo
Fecha: 06/07/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: sumisabondage, Fuente: CuentoRelatos
... cerrarlas ni un milímetro.
Ya en esa posición, un dedo entró en mi vagina empapada, y un gemido de excitación brotó en mí con la misma fuerza que estalla un volcán. Lo movió, y en la parte superior, según estaba atada, encontró un punto que me enloquecía. Se entretuvo volviéndome loca de placer, y en ese momento inicial le dijo a mi novio que se desnudara. El tiempo que tardó en desnudarse estuvo manteniendo el ritmo fijo con el dedo, sostenido, sin alterarlo, el cual ya era muchísimo placer para mí, y cuando ya estaba desnudo le ordenó a mi novio que se pusiera de pie, que tomara el antifaz de cuero que había en el primer cajón del escritorio, que se vendara la ojos, y con los ojos vendados anduviera hasta topar con la pared.
“Tu novio es muy obediente, zorrita” – me dijo al tiempo que rotaba el dedo explorando todos los puntos de mi vagina.
Yo gemí increíble de excitación.
“Colócate como estaba tu perrita” – le ordenó – “de cara a la pared, las manos apoyadas bien abiertas, separa las piernas, y quédate quieto y callado mientras me follo a tu novia” – añadió.
Imaginé a mi novio en esa posición, y me excité a niveles gigantescos. Apenas me había dado cuenta de que había quitado el dedo de mi vagina, pero fue un segundo sólo la pausa. Al instante entró un vibrador, del tamaño de una polla, y el murmuro amordazada se oyó por toda la oficina. Otro segundo vibrador, de aquellos que son estimuladores de clítoris, se posó a toda marcha sobre mi clítoris, y el ...
... orgasmo vino a esa velocidad de un halcón que se tira a por su presa.
“Mpffffiififfif mpffii fffii” – gemí yo amordazada.
Aún correrme, mantuvo los vibradores en plena función, y al tener el segundo orgasmo oí al señor hablar a mi novio. Le dijo que escuchara cómo disfruto, cómo soy suya, cómo me usa atada, y todo ese discurso me elevó la sensibilidad a un nivel que llegó el tercer orgasmo. Y me vino un cuarto orgasmo.
Estaba muy claro que me quería torturar y agotar en una sesión de multiorgasmos contra la cual estaba indefensa, imposible de liberarme, atada y amordazada, con mi novio sumiso obedeciendo las órdenes del Señor, allí quieto, inmóvil, callado, desnudo, disciplinado, y el hecho de pensar todo esto me provocó un orgasmo que pareció interminable, que duró minutos, o a lo mejor fueron dos seguidos y unidos. A esas alturas es difícil decirlo, porque yo ya había perdido toda cordura.
“Ahora me voy a follar a mi sumisa, que es tu novia” – dijo, y la frase me encendió a un punto ya estratosférico.
Su polla entró muy adentro, directa, y estaba yo tan empapada que se oía el chapoteo. Embistió que me apretara contra la mesa, y las pinzas de los pezones se apretaron más contra la mesa. Dolían, pero su dolor aumentaba la excitación. Aceleró las embestidas, llegaba su rabo al fondo, y el hilo de baba que me regateaba hacía rato por la comisura del labio a ambos lados de la mordaza se hizo mayor. Ya era un río de baba, y notaba en mi barbilla y mi pómulo un charco de ...