GINA: LA HISTORIA Cuarta parte - Relatos Eróticos

GINA: LA HISTORIA Cuarta parte

... que no pude tragar. Se quedó recargado en el lavabo reponiéndose de su orgasmo, mientras yo limpiaba con mi lengua los restos de semen que habían quedado en su verga. Me hizo que me levantara y tomándome de la cara me dio un profundo y sensual beso, saboreando el semen que traía en mi boca.

Ya calmados, nos enjuagamos y secamos y nos dirigimos a la cama. Ahí le pregunté que si no quería que me vistiera y maquillara como mujer, contestándome que en verdad no le importaba como me vistiera o me arreglara, pues él me había conocido en el papel de hombre y que si yo quería, así continuara. Como a mí gusta andar vestida, le dije que prefería arreglarme femeninamente; así que me levanté y me dirigí al vestidor donde me puse un lindo baby-doll, una peluca y me maquillé de una forma sencilla. Salí a la recámara así vestida y Manuel se quedó boquiabierto pues era la primera vez que veía a una mujer con tan poca ropa. Me acerqué a la cama y Manuel se hincó sobre ella y me abrazó y besó a la vez que acariciaba todo mi cuerpo, llamándole mucho la atención la forma en que destacaban mis nalgas con la tanga. Me pidió que me pusiera en cuatro y ensalivando completamente mi culo, me ensartó en esa posición. Sus manos no dejaban de frotar y pellizcar suavemente mis glúteos, mientras su verga entraba y salía de mi caliente culo. Esto no tardó en desencadenar un orgasmo, tanto en Manuel como en mí, sintiendo como se proyectaban los chorros de caliente esperma dentro de mis intestinos a la ...

... vez que yo correspondía con opresiones de mi esfínter en su verga para exprimirle toda su leche. Se quedó dentro de mí sin perder rigidez lo que no dejó de asombrarme, pues ya había tenido varias eyaculaciones en el transcurso del día y yo pensaba que ya estaría cansado. Pero desmintiendo esta suposición, reinició un lento vaivén que se suavizó por la cantidad de semen que tenía en mi culo, haciendo un sensual ruido de plop-plop que nos excitó en grado sumo. Después de un buen rato de estos movimientos aumentó la velocidad y él me abría las nalgas para penetrar aun más en las profundidades de mis intestinos. Como yo no estaba dispuesta a dejar que sus mecos se perdieran en mi culo, me separé violentamente de él y tumbándolo en la cama tomé su verga con mi boca y le di una magistral mamada hasta que se vació, deglutiendo en su totalidad toda su descarga. Nos quedamos los dos jadeando, cansados, ahítos de sexo, empapados de sudor, y al fin, nos quedamos dormidos yo recargada en su pubis con su verga flácida dentro de mi boca.

Y así se inició esta nueva etapa en mi vida. Hasta la fecha, a Ricardo no lo puedo olvidar, sobre todo que hace dos años reapareció fugazmente y me hizo recordar de golpe todas nuestras vivencias de tiempos añejos. Esta época con Manuel estuvo llena de placer y de algo parecido al amor, pues él fue siempre muy atento y cariñoso conmigo; soportando muchas veces mis arranques de histeria por cosas baladíes pues me sentía toda una esposa, y además esposa ...