La casa de la playa (parte 5)
Fecha: 15/07/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: LeslieUnik, Fuente: CuentoRelatos
... mi novio y Pablo eran polos totalmente opuestos. Por una parte, tenía a mi novio, con un ego mucho más grande que sus partes nobles, pero que siempre tomaba la iniciativa en la cama sin dudar; un hombre que no desaprovechaba la menor oportunidad para fornicar o humillarme sexualmente. Tener sexo con él era placer garantizado de una u otra manera.
Y por el otro lado estaba Pablo, quien había sido generosamente bien dotado por la madre naturaleza. Pero que como una especie de broma cruel contaba con una bajísima autoestima, que lo hacía incapaz de colocar sus necesidades carnales por encima de sus absurdos complejos de inferioridad.
Suspiré resignada, ¿acaso era mucho pedir un hombre con lo mejor de ambos?, imploré al cielo nuevamente por su ayuda. Casi como si mi ‘hada madrina’ o ‘ángel de la guarda’ estuviesen esperando a que solicitara formalmente su ayuda, mis súplicas fueron contestadas cuando la puerta del tocador se abrió nuevamente.
—¡Abran paso al ganador! —gritó fuertemente Pedro con su burlona y blanca sonrisa al aparecer bailando en la puerta.
—¡Sí! —exclamé, iluminando mi rostro de alegría.
La respuesta a mis oraciones entró al cuarto de baño sin camisa, bailando graciosamente, doblando las rodillas al avanzar con pequeños pasos con actitud divertida; mientras desabotonaba sus pantaloncillos sensualmente para dejarlos caer hasta el piso quedando completamente desnudo.
Me mordí los labios viendo como su enorme miembro, colgando entre sus dos ...
... muslos, se movía de un lado a otro al ritmo de su sensual baile. Su pene no sólo era grandioso, tenía mucho mejor ‘actitud’ que el de Pablo; es decir, si fuera posible que un pene tuviera personalidad.
Estaba tan emocionada por la imagen del hermoso y atlético chico que bailaba desnudo del otro lado del cristal que me olvidé por completó de Pablo, que estaba igualmente desnudo, ¡justo a mi lado! Mucho menos pude percibir a mi novio, quien sonreía perversamente en el marco de la puerta de entrada sujetando su entre pierna poseído por el morbo que le debería provocar la escena frente a él. ¡Pobre, esto apenas comenzaba!
Sin dejar de bailar, Pedro hizo un giro, marcando el ritmo con un par de nalgadas en su glúteo derecho, provocando que me doblara de risa frente a Pablo, al grado que mis glúteos tocaron su duro miembro sin que él pareciera reaccionara. Supongo que también estaba hipnotizado por el baile de su amigo.
Marcando ahora el ritmo con sus brazos, Pedro se dirigió hasta la puerta de cristal; mientras yo trataba de conjugar, como haríamos para poder entrar todos en tan reducido espacio. Quizás mi novio, debió haberse detenido un minuto más para pensar mejor en las dimensiones reales del premio de su improvisada competencia de fotografía.
—Éramos muchos y pareó la abuela —dijo Pedro en tono de broma abriendo la puerta, refiriéndose al reducido espacio de la ducha en la que se disponía a entrar.
—Entra ya, que si hay espacio para uno más —dije yo, recargando mi ...