El sexo en el Amazonas
Fecha: 19/07/2025,
Categorías:
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30
... miraba, lo que a mí me causaba un morbo especial, sobre todo cuando se acercó a nosotros y se puso a nuestro lado, por lo que pregunté a su madre si podía tocar a la niña a lo que ella me dijo:
— Sí, claro, para eso la traje, para que la inicies.
Yo me quedé más sorprendido todavía, y me detuve un momento para decirle:
— Pero es pequeña todavía ¿no?
— No, ya está preparada —me contestó ella muy segura.
Con algo de dudas, atraje a su hija hacia mí y empecé a besarla, como hacía con su madre, acariciando ese lindo cuerpo en el que apenas empezaban a brotar sus pezones, pero que parecieron hincharse más con mis caricias aumentando de tamaño y al meter mi mano entre sus piernas, palpé su vagina completamente humedecida, lo que acabó por decidirme del todo, dejando a un lado mis primeros pensamientos y disfrutando de esa ocasión que se me presentaba.
Dejé a la madre a un lado y me centré en su hija, llamándome la atención sus gruesos labios vaginales que eran toda una tentación para saborearlos con mi boca, pasando mi lengua por su rajita y mordiéndolos ligeramente, haciendo estremecer a la niña de placer.
Luego le ofrecí mi polla para que la lamiera, indicándole cómo hacerlo, llegándosela a meter hasta la mitad en su boca, lo que aumentó mi morbo y me dio ganas de follarme esa pequeña boca como si se tratara de un coño, pero me contuve para no asustarla demasiado.
Yo miraba de vez en cuando a su madre, como buscando la aprobación de todo lo que iba ...
... haciendo con su hija y ella me sonreía satisfecha de lo que estaba disfrutando la cría, hasta que ella me agarró el pene indicándome que se lo metiera.
Animado por su madre, le abrí las piernas y me situé entre ellas para acercar mi polla a su vagina, pasándola por su abertura arriba y abajo para ir abriéndola poco a poco, hasta poder introducir mi glande en ella.
La imagen no podía ser más perturbadora para mí y lo que deseaba era metérsela de una vez, pero estando su madre delante, tuve que contener mis impulsos, ir despacio y seguir las indicaciones de su propia madre para que todo fuera bien, de modo que cuando se la introducía un poco, ella me mandaba detenerme y quedarme así quieto para que su hija se acostumbrara a tenerla dentro, de la misma forma que ellas lo hacían de adultas para alargar el placer.
Estaba claro que esa mujer sabía cómo debía iniciarse a una niña de esa edad en el sexo, seguramente porque lo habría visto muchísimas veces anteriormente con otras niñas del poblado y quién sabe si ella misma lo experimentó así también.
Así fueron pasando los días hasta que finalmente, terminé mi trabajo en esa zona y tuve que regresar a mi casa, muy a mi pesar, porque a pesar de las condiciones de vida que tenía allí, era feliz y mi vida era otra totalmente distinta a la que estaba acostumbrado.
Antes de volver a mi ciudad, tuve que hacer una noche en uno de esos poblados montados al efecto para los trabajadores de la zona, donde el ambiente era totalmente ...