Jamal de carne y hueso. Leonor - Relatos Eróticos

Jamal de carne y hueso. Leonor

... empieza lo bueno. - Le dije mientras le daba un beso en los labios.

Saqué mi polla hasta la mitad y volví a empujarla de nuevo, muy lentamente. Leonor pasó las dos manos alrededor de mi cuello y mirándome a los ojos, lanzó un suspiro de alivio que se vio interrumpido cuando volví a enterrar mi falo en lo más profundo de su sexo. Repetí la misma operación, varías veces has que noté como su vagina se contraía y aprisionaba mi verga.

- Me estoy corriendo. Joder que orgasmo. Ahhhh, ahhhhh. Siiiii. Joder, me vas a reventar el coño, cabrón.

- Déjate leona, déjate que te voy a dar los orgasmos más intensos de tu vida.

- Para Jamal, para, que me molesta, tengo que descansar un poco.

- Déjame hacer a mí. Tú relájate. - le dije mientras empezaba un mete y saca, muy, muy Lento.

Su cara cambió y se relajó. Me dejaba hacer y estuve un rato follándola muy lentamente, has que fue ella quien me pidió:

- Ya me puedes dar más fuerte, ya ha pasado la molestia. Prueba a metérmela hasta adentro. - Me dijo sonriendo.

Yo, obedeciendo órdenes, empujé hasta que nuestros pubis se juntaron de nuevo. Pero esta vez no hubo gesto de dolor, sino de placer. Su vagina se había relajado después del orgasmo y acogía con mayor comodidad todo mi pene que la llenaba por completo.

- Prepárate leona. Que ahora viene lo mejor. - Le dije antes de empezar a bombear más fuerte,

Soltó las manos de mi cuello, una fue a parar a mi cintura y la otra a uno de mis brazos. Sus piernas rodearon ...

... mi cintura y sus pies fueron a parar a la parte alta de mis glúteos. Una vez nos acomodamos, mis empujones ya eran muy fuertes y profundos. A lo que mi amante no paraba de gritar y gemir de manera muy escandalosa, y no era para menos. Me estaba empleando a fondo cuando me di cuenta de que me agarraba con tanta fuerza que me estaba clavando las uñas, mientras con sus talones, empujaba mi culo para que la entrara hasta el fondo, espoleándome para que la follara a tope.

- Buffff. Vamos a cambiar de postura semental que me vas a partir en dos. Me encanta ese pollón que tienes. Y como te mueves moreno. Mmmmmm.

- Al final te voy a enseñar yo a ti ehhh. - Le respondí a semejante leona.

Sin decir nada, desencajándose de entre mis piernas, me dio un empujón y se puso de pie enfrente mío.

- Casi no me tienen las piernas. - Me dijo mirándome con lascivia.

- Y menos que te van a tener dentro de un rato. Date la vuelta y apoya las manos en la mesa. - Le ordené yo.

Sin decirme nada, se dio la vuelta y apoyo las manos en la mesa de madera. Sus tetas se veían muy grandes, atraídas por la fuerza de la gravedad. Quedó justo como yo quería.

Me puse detrás de ella y apoyé mi verga encima de su culo y pasando mis manos por sus costados, atrapé sus pechos y los empecé a amasar a la vez que le pellizcaba los pezones. Estaba en la gloria, sus gemidos la delataban.

Mientras por delante daba buena cuenta de sus senos, en su retaguardia mis caderas iban hacia delante y hacia ...