Jamal de carne y hueso. Leonor - Relatos Eróticos

Jamal de carne y hueso. Leonor

... Tarifa. Había varias, pero me decanté por la playa del Cañuelo. Lo describían como una playa tranquila y eso era lo que yo buscaba. Puse el navegador de mi iPhone y no tarde en llegar a la playa ni quince minutos. Había un aparcamiento donde dejé el coche y bajando por un sendero no tardé en llegar a la arena.

La playa era bastante grande, me di un paseo hasta unas rocas cercanas a un faro que vigilaba el mar sobre un montículo de piedra. Se veía la zona más tranquila de la playa, extendí mi toalla y me quité toda la ropa, puse mi mochila debajo de esta a modo de almohada y sin darme cuenta me quedé dormido.

Me desperté de repente y sentí que se me había puesto dura mientras dormía. Me incorporé sentándome en la toalla, mi polla reposaba aún hinchada tras esa espontánea erección. Mire alrededor y a unos diez metros había grupo de chicas que jugaban a las cartas, estaban desnudas también. Alguna estaba muy buena, me puse las gafas de sol y disimulando las miré más detenidamente. Mi erección parecía querer surgir de nuevo y para intentar relajarme miré por toda la playa. No había nadie más cerca de nosotros, bueno, nadie no. Justo detrás de mí había una rubia con una melena rizada que caía por sus pechos, dejando asomar unos erectos pezones entre sus rizos, una imagen muy sensual que tampoco dejaba que mi miembro se relajara y volviese a su estado normal. Me quedé mirando a la rubia un momento escaneandola: rubia, pelo rizado, cinturita marcada y aunque estaba sentada ...

... se le veían las piernas fuertes y duras. ¿Y de edad? No sabría decirlo, pero se le notaba que era una mujer madura, entre 40 y 45 años, más o menos.

Me puse a mirar hacia el agua para relajarme, tenía calor y no me apetecía levantarme con la polla a cien.

Diez minutos más tarde ya casi se me había deshinchado, aunque todavía estaba algo morcillona.

Me levanté y me dirigí al agua, las cuatro chicas que jugaban a las cartas, dejaron de jugar para mirarme con todo el descaro del mundo. Las veía con el rabillo de ojo hablar entre ellas y empecé a oír risitas. Una sonrisa de medio lado apareció en mi cara. Me gustaba provocar esa reacción en las mujeres.

El agua estaba fresca y al entrar se me puso la piel de gallina. Me adentré en el agua hasta que me cubría por los hombros. El mar estaba tranquilo, y la sensación era muy placentera.

Cerré los ojos y respiré profundamente, cuando una voz me sacó de mi ensoñación.

- Que hace un chico como tú en una playa como esta.

- Hola. Me llamo Jamal y estoy de paso, soy de Málaga.

- Yo me llamo Leonor y soy de aquí de Tarifa. No te había visto nunca y me has llamado la atención.

- Jajajajaj. Te he llamado la atención? - le pregunté con doble sentido y una sonrisa de fucker que se me salía de la cara.

- Pues claro que me has llamado la atención. No se ven cuerpos como el tuyo muy a menudo en la playa. - Me dijo mordiéndose el labio inferior y mirándome con ojos de devoradora hombres.

- Tampoco se ven muchos ...