Compartiendo a su hija
Fecha: 28/07/2025,
Categorías:
Incesto
Intercambios
Sexo con Maduras
Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30
Después de bastantes años de casados, no habíamos tenido hijos y aunque el sexo ya no fuera lo mismo, no había secretos entre nosotros, llegando a confesarme mi marido en una ocasión, que su mayor fantasía sería tener sexo con una chica adolescente o que estuviera empezando esa edad mágica de la adolescencia, como una de esas de las que veíamos por la calle vestidas tan sexys y provocativas que las hacía tan apetecibles a sus ojos, persiguiéndolas con la mirada.
Como decía, con el tiempo se había creado una complicidad entre nosotros y por el amor que le tenía, le seguía el juego cuando las veíamos en algún lugar, sobre todo los fines de semana cuando se ponen especialmente llamativas para reunirse con sus amigos, siendo yo misma la que a veces se las enseñaba para que se deleitara con ellas, porque en parte, a mí también me había contagiado de su morbo y acabé encontrando una cierta excitación en sus soñados deseos prohibidos, por lo que era frecuente entre nosotros tener estas conversaciones:
—¡Qué barbaridad!, como están estas crías, van prácticamente enseñándolo todo. ¿Qué dirán sus padres al verlas salir así de casa? —me decía mi marido.
—No sé si llegarán a enterarse de cómo van. Me dijo una amiga que se reúnen en casas de amigas para cambiarse de ropa, y allí se maquillan, se suben la falda y desabrochan botones, jaja, y ya ves como salen.
—Supongo que pasará eso, porque si yo tengo una hija y la veo salir así de casa, me da algo, jeje.
—Esto les pasa a ...
... estas edades en las que empiezan a verse mujeres, porque ya ves que no tienen frío ni nada, con tal de enseñar y de que las miren, se aguantan todo.
—Es que es una delicia verlas. Y pensar en cómo sus amigos, que son unos críos también, se las estarán follando me pone malo.
—¿Tú crees que ya lo harán a estas edades?
—Con lo calientes que van, serán ellas mismas las que se montarán encima. Mira aquél como mete mano a aquella cría y ella se deja hacer de todo. Y con esas faldas tan cortas, casi les dejan el coño en bandeja.
—Jaja, que exagerado eres, pero no te falta razón.
La verdad es que no muchas mujeres aceptarían estas palabras de sus maridos, pero yo no tenía nada que reprocharle, porque después de tantos años, siempre me había sido fiel y alguna vez, cuando nos poníamos cachondos follando, le decía que si en alguna ocasión conseguía estar con una cría de esa edad, no me importaría y que se lo perdonaría con la condición de que me lo contara cuando sucediera, lo que nos hacía a los dos reír porque sabíamos que sería algo que nunca sucedería, en parte por su carácter serio y retraído, y porque con su edad, pasados los cincuenta, yo no me lo imaginaba seduciendo a ninguna jovencita y ni mucho menos intentando abusar de alguna contra su voluntad.
Pero hubo un momento el que debido a su trabajo como Técnico de Montes, le enviaron durante una semana a otro lugar donde tenía que supervisar unas operaciones que se estaban haciendo allí, por lo que tendría que ...