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Fatty, Patty y Katty VII
Fecha: 06/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Viejo Intrepido, Fuente: TodoRelatos
... qué es eso de que no son hermanas? – pregunto cada vez más confuso Jesús – Porque hay cosas que no acabo de entender, por ejemplo, porque vienen a servir a nuestra casa si de todo el mundo es sabido que Alicia es la hija de una de las terratenientes más ricas de la zona. -A sus hijas las ha enseñado desde muy pequeñas a trabajar, - dijo Alma – Y ellas siempre han soñado en vivir en el palacete tuyo, incluso creo que también sueñan con conquistarte, incluso Alexia, que de las tres es la más traviesa y la más rebelde. -Y vosotras – dijo entonces Jesús – si vuestra madre trabaja, también debe de tener suficientes ingresos para que vosotras no necesitéis tener que servir a nadie. -Ya te he dicho que Alicia tiene gran influencia en mi madre, es como si realmente fuese su hermana mayor – le explico la joven – y a Eloísa primero y a mi después, también nos ha inculcado trabajar desde muy pequeñas. Por ejemplo, el año pasado estuve repartiendo pizzas en la moto. Coño, se me ha olvidado coger la moto. -Mañana por la mañana vamos a venir al pueblo. En el registro civil del ayuntamiento trabaja el sacristán de la iglesia mayor, que es un hombre a punto de jubilarse que me aprecia mucho, un pariente lejano de mi padre, y el que me inculco la pasión por los libros antiguos, que por cierto están todos en poder de la iglesia o de grandes magnates. Le pediré que nos enseñe todo lo relacionado con vuestros registros, tanto de lo civil como de lo religioso. Entonces recoges la ...
... moto si quieres. -Vale, vamos a buscar las pizzas que ya deben de estar. Los dos fueron a recoger el encargo y una vez en el coche camino de vuelta, le dijo Jesús a Alma: -De esto ni media palabra a ninguna de tus primas, o lo que sean, hasta que no tengamos más evidencias de que algo raro hay, no debemos decir nada a nadie. -Pues yo, si por la mañana no averiguamos nada, hablare con mi madre, y hasta que no me diga toda la verdad no la dejare en paz. -De acuerdo, pero de momento nada a nadie. – volvió a insistir Jesús machaconamente – cenamos, y luego nadamos un ratito, a ver si eres capaz de ganarme. -Ahí me has dado, pues claro que soy capaz, pero tenemos que apostarnos algo, si no, no tiene aliciente. – dijo animadísima Alma - ¿Qué nos jugamos? -Yo sé perfectamente lo que quiero, y también que voy a ganarte sin duda alguna. – dijo Jesús – Por eso me parece que es mala idea por tu parte jugarte nada. ¿Qué me pedirías tú en el hipotético caso de ganarme? -Me lo tengo que pensar, - dijo Alma algo temerosa ante la seguridad que emanaban las palabras de Jesús – Después de cenar te lo digo, pero si tú ya lo tienes claro ¿Qué es lo que me perderías? -La equipación que llevas puesta, incluida la gorra. – le sorprendió con su respuesta – Lógicamente algo que te duela, por fanfarrona. -Vaya, y yo que me esperaba alguna barbaridad, no sé, algo sexual, verme desnuda, besarme, tocarme las tetas, algo típico de los machos ganadores que se creen superiores a ...