Los dibujos de mi hijo Hugo
Fecha: 11/09/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Jon Dom 50, Fuente: TodoRelatos
... pedía que le curara. Yo ponía la cabeza muy cerca de su pene, quería que sintiese mi aliento allí. Me empapaba completamente. Cogía su pene y le ponía crema, se lo besaba, le tocaba los testículos... Hacía mía toda esa zona.
—Eres tan bello amor. Tienes un aparato de muy buenas dimensiones. Volverás locas a tu novia.
—Mi única novia eres tú, mamá.
—¡Atrevido!
Y le giraba y le daba dos palmadas en el culo, sin soltar su polla totalmente dura.
—No sé si estos días vas a poder rozarte, cielo.
—Me gustaría intentarlo.
Y íbamos al sofá o a la cama, en función de la hora que fuese y hacíamos nuestro juego de roces, caricias y besos. Se quejaba y yo le decía pobre Hugo, con cuidado cariño.
Esos días tuve que hacérselo con la mano directamente porque lo tenía muy dolorido.
—No te acostumbres Hugo. Pero estos días que estás tan malito de allá abajo, voy a hacértelo con la mano para que te duela menos.
—Gracias mamá.
—No le digas nunca a nadie que hacemos esto. No está bien.
—Pero mamá no se me ocurriría decírselo a nadie. Y yo no creo que esté mal. Nos queremos mucho y me ayudas con mis cosas. Te quiero mucho.
En alguna ocasión, a la hora de la siesta, le estaba masturbando y me atrevía a besarle el pene y a chupárselo un poco.
—La saliva es el mejor ayudante para que la cicatriz se cure, mi amor.
—Me vuelves loco cuando haces eso, mamá.
LA MIRADA QUE LO CAMBIA TODO
Una tarde, me pidió que posara de nuevo.
—Solo de cintura ...
... para arriba, mamá.
Lo hice. Con el sujetador del bikini.
Él dibujaba. Yo miraba por la ventana. Hasta que sentí su voz, grave, muy cerca:
—Te has puesto el sujetador mal.
—¿Qué?
—Te está marcando el pezón. Déjame arreglarlo. Sino no quedará igual que lo estaba dibujando y me vuelvo loco.
Se acercó. Me tocó el tirante. Luego, con el pulgar, me alisó el pezón a través de la tela.
—Ya está —dijo—. Así queda mejor.
Yo no pude moverme. No pude hablar. Solo sentí cómo el placer me bajaba hasta el coño. Mis mejillas se sonrojaron.
—Gracias —dije, con la voz rota.
—No me des las gracias —respondió—Aún no has visto lo mejor.
—¿Qué es amor mío?
—No te lo puedo decir todavía, no creo que estés preparada.
Era el mundo al revés, yo su madre que justo le doblaba la edad no estaba preparada para entender algo. Me divertía cómo quería hacerse el interesante. Me llenaba de cariño y ternura.
Sacó otro cuaderno.
Y dentro… había más dibujos míos, de noche, en mi cama, dormida y desnuda. con las piernas abiertas. Uno incluso mostraba mi clítoris, iluminado por la luna, con las braguitas a un lado, tal vez producto de un descuido tras masturbarme y quedarme dormida.
—¿Cuándo…?
—Las noches que no puedes dormir. Cuando te levantas a beber agua. Cuando bailas sola en la cocina.
—Me espías.
—Te admiro —corrigió—. Eres la mujer más hermosa que he visto. Y no eres solo mi madre.
La pausa se me hizo eterna...
—Eres mi musa. — Suspiré ...