1. Umbral III – El Cuerpo Vacío


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: GRQ, Fuente: TodoRelatos

    ... sabía.
    
    Sabía que estaba ahí, sola, vestida con la prenda, sin tocarse, sin mirar dentro del sobre. Sosteniéndose. Sin saber cómo. Sin querer parar.
    
    Y en ese momento, el sobre dejó de ser papel.
    
    Se convirtió en un espejo.
    
    Un espejo que no necesitaba abrir para recordar quién era:
    
    Una sumisa contenida. Un deseo sostenido. Una carta aún sin leer. Pero completamente suya.
    
    El sobre seguía sobre la mesa.
    
    Sofía se había movido solo lo justo. Preparó té. Se colocó frente al escritorio. Encendió una vela pequeña. La luz dorada le rozaba los muslos desnudos. El conjunto negro la apretaba justo donde debía. No se tocaba. No pensaba abrir el sobre aún.
    
    Estaba temblando, sí.
    
    Pero aún no lo suficiente.
    
    Hasta que sonó el timbre.
    
    Una sola vez. Corto. Seco.
    
    Sofía se congeló.
    
    No esperaba a nadie.
    
    Miró el móvil. Nada. Ni Bruno. Ni mensajes. Ni llamadas.
    
    Timbre otra vez.
    
    Esta vez más insistente.
    
    Se puso en pie. Tiró de la camisa blanca que había dejado sobre la silla. Se la colocó sin abotonar. Cruzó la sala en silencio. Miró por la mirilla.
    
    El corazón se le aceleró.
    
    Era Clara.
    
    Su amiga. La única que no sabía nada.
    
    La única que no debía sospechar.
    
    Tercer timbrazo.
    
    Sofía respiró hondo.
    
    —Un segundo —dijo, alzando la voz con calma.
    
    Abrió. Sonrió.
    
    —¿Clara? ¿Qué haces aquí?
    
    —¿Y tú qué haces en bata a estas horas? —rió la otra—. He salido de la reunión antes y pensé en pasar a saludarte. ¿Molesto?
    
    Sofía negó, ...
    ... nerviosa.
    
    —No, claro que no. Pasa.
    
    Clara entró. Sofía caminó detrás, cerrando con cuidado.
    
    Pero el sobre… seguía sobre la mesa. Y la vela encendida. Y la alfombra aún marcada por las rodillas.
    
    —¿Qué hacías? —preguntó Clara, dejando el bolso sobre la silla.
    
    —Nada… escribía. Pensaba. No sé.
    
    Clara se acercó a la mesa.
    
    Sofía sintió cómo el estómago se le contraía.
    
    —¿Qué es esto? —preguntó Clara, señalando el sobre negro.
    
    —Es… algo que me enviaron. Personal.
    
    —¿De quién?
    
    —De alguien.
    
    —¿Y por qué está sin abrir?
    
    Sofía tragó saliva.
    
    —Porque aún no es el momento.
    
    Clara la miró, divertida.
    
    —Vas encriptada, tía. ¿Qué pasa, te has metido en una secta?
    
    Sofía sonrió. Pero la sonrisa le temblaba.
    
    —Más o menos.
    
    —¿Quieres que me vaya?
    
    —No. Bueno. Sí. Un poco.
    
    Clara la miró. Frunció el ceño. Pero no preguntó más.
    
    —Te dejo. Parece que interrumpí algo.
    
    —No pasa nada. Me ha alegrado verte.
    
    Se abrazaron. Clara cogió el bolso. Salió.
    
    Sofía cerró la puerta con suavidad.
    
    Y solo entonces se apoyó contra ella.
    
    El corazón a mil.
    
    El sexo ardiendo.
    
    Y las piernas… completamente mojadas.
    
    No había tocado el sobre.
    
    No había roto la regla.
    
    Pero supo con certeza:
    
    Lo que más le costaba ya no era obedecer a Bruno.
    
    Era mantener su mundo separado del mundo real.
    
    Y en ese roce de dos universos, la sumisión se volvía aún más profunda.
    
    El reloj marcaba las 00:07.
    
    La vela ya se había consumido.
    
    La camisa blanca ...
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