1. Ayuda entre hermanas (7)


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos

    ... seriedad.
    
    —Enana, pero si tú ya te ves buenísima…
    
    —No mames…—repliqué.
    
    —Lo digo en serio —insistió, y me miró con una ternura que era imposible de ignorar—. Te voy a enseñar algo. Ven.
    
    Me llevó a su cuarto. Frente al espejo grande de la puerta del closet, me obligó a quedarme de pie.
    
    —Mírate bien, —dijo
    
    —Ajá — dije, siguiéndole el cuento en el experimento.
    
    —Ajá, —dijo, y se acercó por detrás—. ¿Y qué ves?
    
    —Pues a una chica … normal (?)
    
    —Ajá, y… —sus manos bajaron suavemente a mi cintura, y luego a mis caderas— …¿Y qué más?
    
    —¿Qué haces? —pregunté, incómoda. No sabía por qué, pero el que se sintiera con el derecho de simplemente manosearme me hacía sentir bastante… zorra.
    
    —Sólo mira —ordenó, poniendo sus manos sin, ninguna clase de tapujo, directo en mis tetas—¿Ves? Eres una bomba, enana.
    
    —Deja de decir estupideces, Diana. Y suéltame — dije yo, intentando librarme de sus garras. La verdad es que la situación me estaba calentando pero de mala manera.
    
    Me miró en el reflejo y sonrió. Luego, de pronto, sus manos se plantaron en mis nalgas.
    
    —¡Diana! —salté, pero ella no me soltó.
    
    —¿Ves esto? Es perfecto. Si alguna vez dudas de ti, sólo acuérdate de esto.
    
    Intenté forcejear pero ni siquiera podía mover las manos de mi hermana que ahora amasaban los dos frentes: la mano derecha una teta y la izquierda una nalga. Mierda, al parecer ir al gym sí daba ventaja.
    
    —¿Qué tengo que hacer para que me creas? —dijo Diana, con un resoplido teatral ...
    ... que pretendía ser de derrota.
    
    —Nada, tú eres perfecta. Todos te admiran y te siguen en IG, el otro día hasta oí en el baño de MI facultad que dos chicas hablan de ti. Yo estoy a años luz de eso
    
    —¿Quieres apostar?
    
    —No.
    
    —A ver hagamos algo, puedo mostrarte que tu cuerpo es tan bello como el mío… o casi —soltó, guiñándome el ojo—. Pásame tu celular y quítate el pantalón.
    
    Sentí que me hervía la cara.
    
    —Cállate.
    
    —No lo digo en broma, enana —insistió—. Dale y te prometo que después te dejo en paz.
    
    Me resistí al principio, pero Diana era imposible de vencer. Hice lo que me pedía: me quité el pantalón, justificándome que era nada o casi nada comparado con lo que habíamos hecho en días pasados.
    
    La psicópata de mi hermana comenzó a darme indicaciones, de que inclínate, apriétate las tetas para que resalten, abre las piernas, cúbrete con una mano para que parezca que te estás tocando.
    
    —¿Ves? —me mostró la pantalla—. Eres hermosa y estás buenísima.
    
    Me vi en las fotos. No me reconocí de inmediato, pero no podía negar que el resultado me… complacía.
    
    —Si algún día quieres impresionar a alguien, mándale una de estas —sugirió Diana, guiñando un ojo.
    
    Me reí, pero guardé silencio. Lo cierto es que, por primera vez, no me odié al verme en una foto.
    
    Diana me abrazó por detrás y apoyó su mentón en mi hombro.
    
    —De verdad, enana. Eres más bonita de lo que crees.
    
    —Gracias —dije, en voz baja.
    
    Me marché, sin molestarme en ponerme el pantalón, al final de ...
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