1. Ayuda entre hermanas (7)


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos

    ... suaves y tan húmedos que sentí que podía perderme ahí para siempre.
    
    Diana me devolvió el favor. Se hundió de lleno en mi sexo, lamiendo, succionando, mordisqueando suavemente los labios, abriendo con los dedos para dejar expuesto el clítoris y trabajarlo con la lengua y la boca como si tocara un instrumento musical. No pude evitar gritar, un grito apretado entre los dientes, porque el placer era tan agudo que dolía.
    
    La vagina de mi hermana me volvió adicta.
    
    No pasó mucho antes de que succionara con fuerza, y el chasquido húmedo del contacto me hiciera perder el control. Yo también la devoré; nunca una palabra me había parecido tan literal. Hundí la boca en su sexo, lamí el clítoris con la lengua plana, lo rodeé, lo apreté con los labios, y, cuando Diana chilló de placer, sentí que el poder me subía como una fiebre.
    
    El ritmo se aceleró.
    
    Diana, sin aviso, me metió dos dedos en la vagina. Yo pegué un salto, el dolor dulce del estiramiento, y luego la sensación de llenura y roce me llevó al borde. No sabía que eso se podía hacer. No sabía que me gustaría tanto. Instintivamente, repetí el gesto, metiéndole a mi hermana uno, luego dos dedos.
    
    Copiamos todo. Si una lamía fuerte, la otra también; si una se detenía a mordisquear, la otra lo hacía; si una empujaba los dedos lo más profundo ...
    ... posible, la otra intentaba igualarlo, siempre más fuerte, siempre más brusco, hasta que la intensidad se volvió imposible de soportar.
    
    Sentí que iba a venirme.
    
    No era como antes. No era un orgasmo de los de siempre. Era algo más bestia, más profundo, más violento y a la vez más dulce, como si el cuerpo entero estuviera construido para ese solo momento. Sentí que la concha me explotaba, que la presión me abría y me cerraba a la vez, y grité, grité de verdad largamente, sin vergüenza, sin pensar en nada ni en nadie más.
    
    Diana, al sentirlo, también se vino. Sentí el temblor, el espasmo, el chorro de líquido caliente mojarme la cara, y entonces la lamí con fuerza, bebiéndome toda la vida de mi hermana, hasta que no quedó nada, hasta que el temblor cesó y el cuerpo blando de Diana quedó encima de mí, respirando hondo.
    
    Nos quedamos así, respirando, sudorosas, blandas y felices, retorcidas una sobre la otra, en la cama donde mis padres, apenas minutos antes, habían hecho exactamente lo mismo, pero distinto.
    
    Nota del autor:
    
    Bueeenas, estimados.En mi Patreon podrán leer los siguientes 4 capítulos de esta serie, la cual termina de hecho en el capítulo 11.
    
    Por acá iré subiendo poco a poco los capítulos de manera gratuita, pero si no pueden esperar a seguir leyendo, los espero por allá. Saludos! 
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