¡La Concha de mi Hermana! [08]
Fecha: 27/09/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos
... centro, desnuda y sin pudor, su piel aún irradiando ese resplandor cálido de la pasión reciente; y Paula, justo frente a ella, deleitándose con una habilidad envidiable.
Y, como era de esperar, mi cuerpo reaccionó. La excitación fue inevitable, palpable, imposible de ocultar. Paula, al notarlo, esbozó una sonrisa triunfal y, sin pedir permiso, tomó el control. Sus manos tiraron de mi pantalón, liberando mi miembro erecto, y antes de que pudiera formular una pregunta, ya estaba devorando mi glande con una destreza impresionante.
Katia me miró, reflejando mi propia expresión de asombro. Se encogió de hombros, tomó un largo trago de cerveza y se relamió el labio inferior antes de lanzarme esa mirada suya, una mezcla de ternura, cinismo y picardía.
—¿Es buena petera? —preguntó, con una curiosidad genuina.
Paula, sin detenerse, soltó una risa suave mientras continuaba su labor, cada vez más intensa, más profunda.
—Em… bueno, este… —balbuceé, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—¿Lo hace mejor que Regina? —insistió Katia, con una pizca de malicia en su voz.
—Mmm… sí. Mucho mejor —admití, con un dejo de resentimiento—. Regina lo hacía como si no le gustara. En cambio, Paula… em…
—La chupa con ganas —concluyó Katia, tomando otro sorbo de cerveza.
—Se chupa con ganas, o no se chupa —sentenció Paula, como si estuviera recitando un mandamiento sagrado.
Luego, volvió a concentrarse en la concha de Katia, dedicando largos y intensos lametones a sus ...
... labios vaginales antes de regresar a mi miembro, tragándolo con una voracidad impresionante. Ocasionalmente, se detenía para tomar un sorbo de cerveza, como si fuera un ritual sagrado.
No sabría cómo explicar a alguien cómo llegamos a esta situación. Como bien dijo Paula: “Son cosas que pasan” y eso tendrá que bastar… por ahora. Aunque siempre he creído que cuando la gente se comporta de manera extraña, hay una razón detrás. Después de todo, llevo más de dos años siendo vecino de Paula y nunca había hecho nada remotamente parecido a esto. Apenas nos hablamos, somos solo vecinos, ni siquiera la considero una amiga.
—Deberías aprender de Paula, hermanito —dijo Katia.
—¿Aprender qué?
—A chupar conchas. Ella sí que sabe hacerlo.
—¿A qué viene esto? —Preguntó Paula, intrigada, con una sonrisa en los labios.
—Resulta que una mujer muy hermosa le dijo a Abel: “No sabés chupar conchas”.
Me atraganté con la cerveza, el líquido burbujeante invadiendo mi garganta de forma inesperada. Tosí una vez, tratando de recuperar el aliento mientras Paula alzaba las cejas, claramente interesada en el giro de la conversación.
—¡Katia!
—Ah, no… nada de quejas. ¿Sabés la vergüenza que pasé explicando lo del preservativo? Ahora te la bancás.
Su expresión era una mezcla de reproche y diversión. En parte, tiene razón. Yo la expuse a una situación vergonzosa, por boludo. Quizás me lo merezco.
—¿Quién te dijo eso? —preguntó Paula, su curiosidad evidente en el brillo de sus ...