1. La Promesa de Beckett – Capítulo 1 – Isla de noche


    Fecha: 29/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30

    ... la nuca. Como si él ya supiera a qué se refería. Como si estuviera hablando del pasado. De aquel pasado. Beckett se frotó los ojos. La noche anterior no había dormido. Tenía el cuello tenso y la conciencia aún más.
    
    Iba a responder cuando la puerta del cuarto se abrió de golpe.
    
    Un joven agente, sudoroso, con el uniforme desabrochado, se asomó con un vaso de café en la mano.
    
    —¡Oh… lo siento! Es que… —Trato de decirle al capitán que ya estaba libre, pero no sabía que usted estaba aquí, detective.
    
    Beckett lo miró con los ojos entrecerrados.
    
    Isla no se movió, pero su mirada se clavó en el agente como una daga fría.
    
    Él tragó saliva, incómodo.
    
    —Buenos días, preciosa… —añadió, tratando de sonar gracioso.
    
    Beckett se incorporó de inmediato.
    
    —Fuera. Ahora. Isla giró lentamente el rostro hacia él. El joven sonrió mirando las tetas de Isla, incómodo. Su tono fue ligero, casi burlón, como si hablara con alguien que no podía hacerle daño.
    
    Isla lo miró, fría. El joven dio un paso más.
    
    Beckett se levantó de golpe.
    
    —¡Sal de aquí! —le ordenó, sin miramientos.
    
    Beckett sintió una punzada en el estómago. Isla no respondió, solo lo miró. Pero esa mirada. Esa mirada era puro invierno. El joven retrocedió una fracción, dudando.
    
    —Sí, sí, claro.
    
    La puerta se cerró.
    
    Beckett se inclinó hacia ella.
    
    —¿Ese hombre, Gregory… lo conocías?
    
    —No —dijo Isla.
    
    Luego, tras una pausa:
    
    —Pero lo había visto antes. Cuando tenía doce. Afuera de mi ...
    ... habitación.
    
    Los mismos ojos.
    
    El mismo olor.
    
    La misma sonrisa.
    
    Beckett tragó saliva. El pasillo. El cuerpo. El informe. Todo volvía.
    
    —Isla… eso fue un accidente. Tu hermana…
    
    —¿Tú también vas a decirme eso?
    
    Lo dijo sin levantar la voz, pero fue como si le arrojara algo afilado al pecho. Beckett se quedó en silencio. Isla lo miró con una mezcla de lástima y rabia que no pertenecía a alguien de su edad. Era otra cosa. Como si hubiese estado creciendo dentro de una jaula con los barrotes hechos de recuerdos y nadie hubiese notado cuándo dejó de ser una niña.
    
    —Me hiciste una promesa —dijo, con voz baja.
    
    —Lo sé.
    
    —Y la rompiste.
    
    Beckett quiso hablar, pero la culpa no tiene idioma.
    
    Solo tiene peso.
    
    Beckett se inclinó sobre la mesa.
    
    La grabadora aún giraba, pero ya no estaba escuchando lo que decía.
    
    —Mírame, Isla.
    
    Ella no reaccionó. Seguía mirando ese punto invisible entre sus manos.
    
    —Cuénteme—dijo, con la voz más baja, más humana.
    
    Sonó como un ruego.
    
    Isla lo miró.
    
    Lenta. Casi con lástima.
    
    La conversación llega a un punto muerto… y ella se endereza lentamente en la silla, adoptando una postura sugerente, manteniendo el contacto visual, saca su pecho, provocando intencionalmente a Beckett.
    
    Isla ladeó la cabeza. Luego, sin apartar la mirada de Beckett, empezó a moverse.
    
    Se inclinó levemente. Sus grandes tetas se aprisionaban contra la mesa. Lo suficiente para incomodarlo.
    
    No era deseo.
    
    Era poder.
    
    Isla quería ...
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