1. LNE (8). La forma del fango


    Fecha: 30/09/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos

    ... árbol, devorándole con los ojos
    
    César palmeó los bolsillos como quien busca las llaves de casa.
    
    —Me los dejé en la tienda. Entre la linterna, el antimosquitos y el ibuprofeno, me quedé sin espacio.
    
    —Perfecto —resopló ella con una mezcla de risa y frustración—. Muy boy scout, pero poco preparado para la emergencia reproductiva.
    
    Se quedaron un segundo mirándose, sudorosos, acelerados.
    
    —Podemos… improvisar —sugirió él.
    
    —¿Improvisar cómo?
    
    César alzó las cejas.
    
    Cristina lo fulminó con la mirada y luego soltó una carcajada ronca.
    
    —¿Vas a intentar convencerme de usar la puerta de atrás como si fuera un plan de emergencia? ¿En mitad del bosque, sin comodidades, sin dignidad?
    
    —Exacto.
    
    —Estás como una cabra —dijo ella, pero con una expresión traviesa ya se estaba dando la vuelta, resoplando como si fuese a entrar a una pelea.
    
    —Te aviso que si hay una piña en el suelo, te la comes tú.
    
    —Lo que quieras —dijo César—. Pero ya te digo que este bosque va a recordar nuestros nombres.
    
    El encuentro fue lo que sólo puede describirse como salvaje, incómodo y apasionado en partes iguales. Ella se agarró a un árbol, inclinándose casi en ángulo recto, con su culo tensando la tela del pantalón y la polla de César. No tardó ni veinte segundos en bajarle la ropa hasta los tobillos, y admirar con deleite la forma sensual de ese culo.
    
    No hubo mucha ceremonia. Saliva, pasión, y el ánimo un poco salvaje, pero fue bastante mas dificultoso de lo ...
    ... esperado.
    
    -Joderrr… - Cristina se retorció, arañando la corteza del árbol, notando como su ano se resistía a ser violentado, y aunque puso mucha voluntad en aflojarse, notaba la aspereza y la fricción de forma dolorosa.
    
    César añadió más saliva, y buscó colocarse mejor para facilitar un ángulo más cómodo para ambos.
    
    -Con cuidadoooo… - gimió Cristina, alzando el culo, arqueando la espalda.
    
    De forma casi repentina, culo de Cristina cedió, y la cabeza de la polla de César se enterró de golpe.
    
    -¡Hostias! – se quejó Cristina, apretando los puños. Dio un respingo, y arqueó todo el cuerpo con una lentitud casi ceremonial, como si supiera que cada gesto suyo estaba tallando algo en la memoria de César. Tenía las manos apoyadas contra el tronco áspero de un roble, los ojos cerrados y la respiración contenida, como quien se prepara para saltar a un lago muy frío… pero que promete calor al fondo.
    
    —¿Todo bien? —preguntó él, sin aliento.
    
    —No lo sé... —Cristina mantuvo los ojos cerrados, la cabeza colgando, respirando muy despacio—. Es como… fuego lento. Duele. Pero arde rico. Pero duele.
    
    Ella sentía su culo roto como un ardor lento, un escozor que empezaba en la entrada y se deslizaba hacia dentro, con ese tirón que hace al cuerpo contener el aliento. No dolía de forma intolerable. Pero estaba cerca. Era una punzada templada, como la anticipación antes de una tormenta.
    
    —Ve… despacio —dijo ella, bajito, como si el bosque estuviera escuchando.
    
    Él se mordió el labio y se atrevió a ...
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