1. LNE (8). La forma del fango


    Fecha: 30/09/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos

    ... mono —murmuró Marisa, sin mirar a Cristina—. Como esas pelis francesas donde nadie se enrolla pero todos están tensísimos.
    
    Delante, Luis dormía encogido sobre el asiento, sudando y murmurando cosas ininteligibles.
    
    —¡Las tostadoras capitalistas no pueden ganar...! ¡Devuélveme el solo de guitarra! —jadeaba con voz dramática.
    
    Martina le tenía sujeto con una manta como si fuera un paquete frágil y le susurraba cosas como “Luis, cariño, no le grites a la lavadora” o “los pingüinos no están en huelga, están migrando”.
    
    Eduardo, ya con el picor controlado gracias a unos antihistamínicos y un poco de vinagre que alguien milagrosamente tenía en su mochila, se acomodaba como podía junto a su bolsa de dormir enrollada. Tenía la cara hinchada pero feliz. Al fin y al cabo, había descubierto una planta que le recordaría durante semanas que la naturaleza no es solo bonita… sino también urticante.
    
    Marcos y Lluvia… conversaban.
    
    Al llegar al colegio, la bajada del autobús fue una mezcla de bostezos, zapatillas arrastradas y padres buscando mochilas sin recordar si eran de sus hijos o de otros.
    
    —Gracias por ...
    ... todo, de verdad —decía Lluvia mientras recogía una linterna con forma de unicornio que no era suya.
    
    —La próxima vez, con spa —bromeó uno de los padres del AMPA, arrastrando la tienda de campaña a medio empaquetar.
    
    Inés, ya más espabilada, se giró hacia César mientras él recogía una esterilla con expresión derrotada.
    
    —Ha estado bien —le dijo, y luego se acercó un poco más, sin necesidad de que nadie durmiera ya—. Pero no todo se puede improvisar, ¿sabes?
    
    —¿Tú crees?
    
    —Lo sé. Y tú también. Pero no te preocupes. Pronto.
    
    Y se fue caminando hacia su coche, con la seguridad de alguien que había vuelto a ponerse la armadura… pero con una sonrisa dibujada en el casco.
    
    César la vio marcharse. Luego, antes de girarse, sintió una mano en el hombro. Cristina.
    
    —César —dijo ella, mordiéndose el labio—. Estoy demasiado agotada como para cargar las cosas en la moto. ¿Te importa si las dejo en tu coche y mañana…?
    
    —Claro que no —respondió él, con una sonrisa torcida.
    
    —Ahora que lo pienso, estoy cansada incluso para coger la moto—añadió con intención, dándole un codazo—. ¿Te importa si…?
    
    (CONTINUARÁ) 
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