LNE (8). La forma del fango
Fecha: 30/09/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos
... peculiar espécimen —decía, como si fuera un explorador en busca de flora salvaje.
—¿Dónde has cogido esa hiedra venenosa? —preguntó Lluvia, alarmada.
—¡Me la regaló el bosque! —contestó Eduardo, radiante.
En el centro del campamento, Cristina preparaba café con su habitual desparpajo. Llevaba unas mallas de deporte que parecían pintadas sobre su cuerpo, una camiseta de Iron Maiden y el pelo rosa, algo más largo que al principio del curso, alborotado en formas que no parecían casuales. En cuanto César apareció, le alargó una taza de café caliente y una mirada de medio lado.
—Dime que anoche soñaste con mi culo y no con los mosquitos.
—Soñé que me perseguían tus pantalones cortos y que acababa atrapado en el Amazonas —César se rio, cogiendo el café—. Aunque no niego que tienes un trasero con trayectoria.
—¿“Trayectoria”? —Cristina se inclinó con teatralidad para coger otra taza—. Lo que tengo es el mejor culo del colegio. Con diferencia. Pero joder… me escuece que no veas…
—Lo siento —dijo C con fingido tono académico—. Pero por otro lado, el mejor es el de Inés… O el mío. Depende del ángulo de incidencia solar.
Cristina soltó una carcajada, que disimuló su pequeña mueca de incomodidad al sentarse de medio lado en una silla plegable algo coja.
—Tu ego tiene su propio código postal, tío.
Mientras tanto, Inés se acercó a César justo cuando este regresaba con una olla para lavar. Lo apartó sutilmente, como si fueran a intercambiar información de ...
... alto secreto.
—¿Podemos hablar un momento?
—Claro, claro —respondió él, algo sorprendido por el tono.
Ambos se alejaron hacia un rincón más tranquilo, al borde del sendero que llevaba al río.
—No suelo hacer esto —empezó Inés, más suave que de costumbre—. Pero después de anoche… quería saber si esto entre nosotros… si lo decías en serio.
César se le quedó mirando, un poco atónito, un poco conmovido.
—Sí —dijo—. Lo sentí. Y no solo anoche. Hace tiempo.
Ella bajó la mirada un momento y luego, sonriendo con autocrítica, añadió:
—Sé que no tengo ese… “perfil”, ya sabes. No soy guapa y con curvas como Esther o como Marian … Tengo el pecho como un chiste malo, y huesos de sobra, y…
—¿Sabes lo que me gusta de ti, Inés? —él se acercó, despacio—. Que no te das cuenta de lo jodidamente atractiva que eres. Y cuando sonríes como ahora… es el tipo de belleza que hace que uno quiera ser mejor persona.
—Menos mal que no has traído un violín —respondió ella, riendo.
Y entonces se besaron. Lento. Tierno. Con el tipo de torpeza honesta que hace que un beso se sienta como el primero aunque sea el tercero.
***
En la zona de juegos improvisados, Marisa, la encargada del botiquín, trataba de calmar a Eduardo, que se rascaba con ramas de pino y gritaba como si estuviera en una película del Oeste.
—¿Dónde están los antihistamínicos? ¡Esto es como tener hormigas bailándome jotas en los sobacos!
—No te rasques, que te haces un estropicio en el brazo —le dijo ...