LNE (8). La forma del fango
Fecha: 30/09/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos
... revuelto y una linterna encendida apuntando al suelo.
—Es que me pareció escuchar… ¿una clase de yoga oral? —dijo sin mirarlo, con media sonrisa.
César se rio.
—No te voy a mentir. Pero no ha tenido un final feliz.
Ella giró la cabeza y lo miró.
—A veces no sé si tomarte en serio o si comprar entradas para tu espectáculo. Eres como un teatro ambulante.
—Con números musicales incluidos.
Se sentó a su lado. Por un momento no dijeron nada. Solo se escuchaban grillos, el murmullo del río, y algún bostezo distante.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —dijo Inés finalmente.
—¿Es sobre los chakras?
—No. Es sobre nosotros.
Silencio.
—¿Crees que esto… lo nuestro… es solo parte del curso? ¿O podría ser algo más allá del teatro, las reuniones, las excursiones y los talleres incompresibles?
Tardó en responder. No porque no supiera, sino porque sabía demasiado.
—Creo que estoy aprendiendo a improvisar con menos miedo. Y tú eres… un texto que quiero ensayar otra vez.
Inés lo miró con sorpresa. Y luego, se acercó y lo besó.
Fue un beso largo, tierno, de esos que no necesitan ni banda sonora ni incienso.
—¡AAAAHHH! ¡¡UNA LAGARTIJA EN MI MOCHILA!!
Ambos se separaron sobresaltados. Eduardo, desde su tienda, gritaba con voz ronca de niño dormido.
Y desde otra tienda cercana, Luis apareció caminando con los ojos cerrados y una guitarra inflable en la mano.
—¡La revolución empieza con el ukelele, compañeros! —dijo en voz alta, chocando contra ...
... un arbusto.
—Lo que te decía —murmuró Inés—. Teatro ambulante.
César se echó a reír.
—Y números musicales, no lo olvides.
Ambos se quedaron sentados, mirando las estrellas, con la certeza de que las noches complicadas también pueden ser hermosas.
***
La luz comenzaba a rezumar de las copas de los árboles como resina goteando sobre el campamento escolar. Los primeros sonidos del bosque —trinos, hojas, algún niño que se quejaba de tener frío en los pies— anunciaban que el día había empezado, aunque para muchos padres la idea de dormir en tiendas de campaña se había quedado en una fantasía más que en una experiencia reparadora.
César se desperezó dentro de su saco de dormir, con la espalda hecha un ocho y el cuello torcido como si hubiera peleado contra un mapache durante la noche.
Marisa se había ido, en algún momento de la noche,.
—¿Quién demonios inventó el concepto de “dormir al ras del suelo por diversión”? —se quejó en voz baja mientras buscaba su camiseta entre un amasijo de mochilas, calcetines huérfanos y la linterna que había jurado no perder.
Al otro lado del campamento, Inés ya estaba en pie. Llevaba una sudadera dos tallas más grandes, una coleta torcida y el ceño menos fruncido de lo habitual. Observaba cómo Martina intentaba convencer a Luis de que los sapos no eran tan peligrosos como él pensaba, mientras Eduardo —con la cara hinchada y los brazos rojos como tomates— le mostraba a Lluvia una planta sospechosa.
—He encontrado este ...