Gabriela: Mi primera vez con una mujer… - Relatos Eróticos

Gabriela: Mi primera vez con una mujer…

... continuó besándole el cuello. Hizo unos suaves movimientos y comenzó a desabotonarle la blusa. Llevó una mano hacia el broche del sostén detrás de la espalda, y lo desabrochó.

—Lucía….

—Shhh. – puso sus dedos en los labios de Graciela – Déjate llevar. Abandónate.

Lucía se puso de pie, y comenzó a desabrocharse la camisa. Con movimientos sensuales se la sacó, para después sacarse el sujetador de encaje negro. Lo mantuvo en alto moviéndolo de un lado para otro, en un juego de insinuación. Después lo dejó caer al suelo, al lado de los tacones que calzaba. Sus labios tentadores le arrojaron un beso que partió desde la palma de su mano.

Graciela contemplaba los senos desnudos de Lucía. Con aquellos pezones oscuros adornados con dos piercings que hicieron que se excitase más.

Después meneó lentamente sus caderas, de lado a lado, Graciela bajó sus ojos hacia ellas, hasta que empezó a bajarse las medias delicadamente. Cerró los ojos un segundo sin saber muy bien qué hacer.

Cuando Graciela abrió sus ojos de nuevo encontró que las braguitas de Lucía giraban en torno a uno de sus dedos. Quedó como hipnotizada, viendo su sexo depilado hasta que detuvo el giro de su ropa interior y la dejó caer. Sin agregar palabra alguna, simplemente se sentó en una silla contigua, frente a ella con las piernas abiertas apoyando los brazos en el respaldo y una sonrisa lasciva.

Entendió que le tocaba a ella. Ya no estaba nerviosa o asustada. Quería hacerlo lo mejor posible para ...

... Lucía. Se puso en pie. Sus movimientos no eran tan precisos, pero también tenían un alto nivel de sensualidad. Graciela reparó por un segundo en los senos de Lucía.

-Estás muy provocativa ―dijo Graciela sacándose el sostén.

Lucía se levantó de la silla y se puso frente a ella. Graciela tenía los pezones duros. Lucía le dio un beso largo en los labios, al tiempo que los rozaba con sus uñas suavemente.

Sus bocas se lanzaron con deseo, chocando sus labios y entrelazando sus lenguas. Sus manos recorrían el cuerpo de la otra, se apretaban nalgas y hurgaban entre sus cabelleras con desorden. Los gemidos no tardaron en aparecer, y el sudor emergía de sus pieles. Lucía la agarró de las muñecas y la pegó contra la pared.

Se besaron apasionadamente, porque Graciela también lo deseaba desde el momento en que la había visto desnuda en las fotos.

Después Lucía liberó una de sus muñecas para apretarle las nalgas y Graciela dejó escapar una exclamación. La giró y la puso de espaldas. Observó sus nalgas bronceadas, la curva de sus pechos, su melena moverse cuando echó la cabeza hacia atrás, mientras se le despertaban los deseos más morbosos que jamás había imaginado.

-Sé que me deseas, Graciela. Esta noche seré tu puta, toma mi cuerpo y yo tomaré el tuyo. — le susurró al oído. – Y el lunes volveremos a ser dos compañeras de trabajo perfectamente profesionales. Mientras la empujaba contra la pared, tomó uno de sus senos y pellizcó suavemente el pezón.

Continuó lamiendo su ...