Gabriela: Mi primera vez con una mujer… - Relatos Eróticos

Gabriela: Mi primera vez con una mujer…

... curiosidad mientras Graciela removía los hielos en su copa, distraída.

—Estás muy callada —comentó Lucía, inclinándose un poco hacia ella—. ¿En qué piensas?

Graciela exhaló un suspiro y se pasó una mano por el pelo.

—En que nunca había visto algo así.

—¿Las fotos?

—Sí… pero más que eso, lo que transmiten —Graciela giró la cabeza y la miró con un brillo extraño en los ojos—. La conexión entre vosotras. Es… intensa. Casi magnética.

Lucía sonrió levemente.

—Lo era., ya te lo he dicho.

Graciela negó con la cabeza.

—Me refiero a que nunca he pensado siquiera en estar con otra mujer. Es algo que… no sé, simplemente no ha estado en mi radar.

Lucía ladeó la cabeza, estudiándola.

—¿Y ahora sí?

Graciela se removió en el sofá, incómoda.

—No lo sé… Sólo sé que esas fotos me han hecho sentir cosas que no esperaba.

Lucía apoyó el codo en el respaldo y la miró con intensidad.

—¿Te han excitado?

Graciela tragó saliva.

—Joder, Lucía…

—Dímelo.

Graciela desvió la mirada hacia su copa y luego la volvió a levantar con un suspiro.

—Sí.

Lucía se mordió el labio, divertida.

—Eso no te lo esperabas, ¿eh?

—Para nada —Graciela dejó la copa sobre la mesa con un ruido sordo—. Supongo que los gin tonics han ayudado…

Lucía sonrió con picardía.

—¿Los gin tonics o las fotos?

Graciela la fulminó con la mirada, pero no pudo evitar una sonrisa nerviosa. —Eres una cabrona.

Lucía se acercó un poco más, acortando la distancia entre ...

... ellas.

—Tal vez. Pero no me has respondido.

Graciela exhaló un suspiro pesado y dejó caer la cabeza contra el respaldo.

—Vale, sí. Las fotos me han impactado. Me han hecho sentir algo que no sé si quiero entender ahora mismo.

—¿Algo como qué?

—Como que… nunca me había planteado cómo sería estar con una mujer. Pero ahora… —Graciela hizo una pausa y la miró con seriedad—. Ahora me pregunto si me lo he estado perdiendo.

Lucía arqueó una ceja y se inclinó un poco más hacia ella, con una sonrisa juguetona.

—Eso es muy interesante.

Graciela se rio nerviosa y se cubrió la cara con las manos.

—Dios, qué vergüenza…

Lucía le apartó las manos suavemente.

—No tienes por qué sentir vergüenza. Lo que sientes es real.

Graciela la miró en silencio por unos segundos.

—¿Tú te diste cuenta de que te gustaban las mujeres antes de Emma?

Lucía se encogió de hombros.

—Siempre me han atraído los hombres, pero con Emma fue diferente. Fue algo que surgió. No creo en etiquetas.

Graciela asintió lentamente.

—Tal vez yo tampoco.

Lucía la observó con atención, sintiendo la tensión en el aire. Se acercó tanto a Graciela que sus labios casi se rozaron

—¿Y qué te gustaría hacer con esa sensación?

Graciela soltó una carcajada nerviosa.

—No lo sé… Pero creo que he bebido demasiado para averiguarlo ahora. Aún no me siento preparada para eso.

Lucía sí estaba preparada para aquello. Con suavidad, besó los labios de Graciela, que no se apartó. Lucía ...