Gabriela: Mi primera vez con una mujer… - Relatos Eróticos

Gabriela: Mi primera vez con una mujer…

... Matt debió ser duro saber que esto estaba pasando en el camarote de al lado, ¿verdad?

Graciela asintió, todavía procesando lo que tenía delante. Tenía la boca seca y apuró la copa de un solo trago.

—Muchísimo. Estas fotos no son sólo sensuales. Son íntimas. La conexión entre vosotras es… impresionante. No me extraña que se sintiera… inseguro.

Lucía se recostó en el sofá, con la mirada perdida en el techo.

—La química era real. No era sólo actuación para la cámara.

Graciela levantó la vista y la miró con atención.

—¿Te gustaba Emma?

Lucía esbozó una sonrisa triste.

—Sí. Mucho.

Graciela cerró el book con cuidado y lo dejó sobre la mesa.

—¿Matt lo sabía?

—A Matt no le gustaba Emma. La consideraba demasiado vulgar y provocadora. Creo que presentía que había algo. Y estas fotos no ayudaron.

—¿Y era cierto? - Graciela la miró con intensidad.

—En cierto modo… Sí. Emma era un torbellino, y a veces se dejaba llevar demasiado por el lujo, la pasión… las fiestas. Era complicado controlarla.

—Pues ahora lo entiendo todo. Si Matt ya tenía dudas sobre Santorini, saber que estabais haciendo esto tuvo que ser como una bomba en su cabeza.

Lucía asintió en silencio.

—Pero no justificaba que me mirara como si fuera una zorra.

Graciela apoyó una mano sobre la suya.

—No, no lo justifica. Pero quizá ahora entiendas un poco más su reacción. Si realmente quieres recuperar a Matt… estas fotos no deben existir para él.

Lucía desvió la mirada ...

... hacia el book.

—¿Otra vez lo mismo? ¿Enterrar mi pasado?

—No es enterrarlo. Es proteger lo que quieres construir.

Lucía cerró los ojos un momento antes de responder.

—Pero Emma existió. Y mi conexión con ella también.

—Sí —asintió Graciela—. Pero ni Matt ni nadie tienen por qué saber hasta qué punto.

Lucía se quedó en silencio, mirando el book sobre la mesa.

Graciela se quedó en silencio unos segundos tras escuchar la confesión. Observó cómo Lucía bajaba la mirada, evitando su escrutinio. Las copas la habían desinhibido y le soltó de pronto:

—¿Te acostaste con Emma? —repitió en voz baja, como si necesitara confirmarlo de nuevo.

Lucía asintió, pero sin levantar la vista.

—Sí. Dos veces.

Graciela dejó escapar un leve suspiro y se echó hacia atrás en el sofá.

—Joder…

Lucía tragó saliva. Sentía la garganta seca.

—Fue en Santorini.

—¿Matt lo sabe? —preguntó Graciela sin rodeos.

Lucía negó lentamente.

—No. Nunca se lo dije.

Graciela la miró con una mezcla de incredulidad y preocupación.

—Pues eso tampoco debe saberlo. Buff… chica. Eres toda una caja de sorpresas. ¡Qué intensidad de vida has tenido! ¡Por Dios…!

Lucía se pasó una mano por el pelo, nerviosa.

—En ese momento, Emma estaba en un momento profesional muy jodido. Yo también. Nos entendíamos, nos apoyábamos… Y pasó. Fue impulsivo, fue intenso, pero no estaba enamorada de ella. Era una fuerte atracción, pero nada más.

Graciela entrecerró los ojos.

—Pero la ...