-
Parejas de Conveniencia
Fecha: 13/10/2025, Categorías: Incesto Autor: fuego de Hefesto, Fuente: TodoRelatos
... sorprendió más aún Hans con su propuesta… – Porque no los ponemos más celosos todavía. ¿Qué tal si te doy un beso, aunque sea de pico? Solo para darles envida y que se los coman los rayos del infierno. Le eché una mirada de matarife, enrojeciendo. Sin embargo, el no espero mi respuesta ya aceptación, sino que ante mi sorpresa, me acercó hasta su cara tirando de mi cuerpo, y me plantó un beso en la boca ante todo el público allí presente. Mi primera reacción fue darle un tortazo, pero, joder… no quería amar un escándalo en medio de tanta gente, por lo que me sobrepuse, y me senté en la mesa. – No vuelvas hacerlo o me levanto y me marcho – le dije con cara de enfado. – Anda Katia, alégrate un poco, tienes que estar como si fuéramos una pareja. Así pasaremos más desapercibidos. – Pero no te tomes tantas atribuciones. ¡Joder Hans,… que soy tu cuñada! Él no me hizo mucho caso, y tras solicitar la comanda, comenzamos a cenar. Tras la cena comprobé que el vino comenzó hacer sus efectos y pronto vinieron las copas, lo que hizo que nos encontráramos bastante alegres. Hans se mostraba bastante divertido, con una conversación bastante fluida y entretenida. La realidad es que me hallaba bastante contenta, lo que fue captado por mi cuñado para aprovechar en otra ocasión, cuando nuestros cuerpos estuvieron cerca para sin pensarlo, me volviera a besar en la boca. Pero esta vez, no sé qué me ocurrió, que en lugar de recriminarle, yo respondí. ¡Joder que me estaba ...
... pasando! Sin embargo, me gustaba aquella situación. Tal vez como venganza a mi esposo por no estar allí cuando lo necesitaba más. Sabía que estaba pisando un terreno peligroso de consecuencias todavía desconocidas. Al terminar, me tomó de la mano y me llevó a una pista de baile que se encontraba en un Pub algo cercano. Casi al instante de comenzar a bailar las canciones lentas, percibí la erección de Hans, al acercar mi cuerpo al suyo. Note como punzaba el bulto de su pantalón contra mi pubis. Él no se reprimía y colocaba sus manos por mi cintura sobre la cachetes de mi trasero, notando mis escalofríos. Yo estaba lanzada, la bebida me había desinhibido y mis estado de excitación ¡quizás por al fármaco ingerido!, me estaba dejando llevar a un mundo desconocido. El me toqueteaba sin miramientos, y yo lo dejaba hacer. ¡Me excitaba la tremenda erección que mantenía aquel muchacho! En varias ocasiones me besó nuevamente en la boca, y hasta en algunas de ellas nuestras lenguas se encontraron. “Yo estaba muy caliente y salida de más”. Eso de llevar varios días sin sexo, era muy peligroso, y mi necesidad de un buen polvo se hizo más que evidente. Me estaba dejando llevar y la excitación de mi joven cuñado podría acabar de una forma que no pretendía. Mi intención había sido alegrarme y provocar un poco al chico, pero ahora el muchacho era un semental desbocado. Apretaba mi trasero contra él para que sintiera su tremenda erección. Y además, lo hacía casi de forma descarada, y lo más ...