Parejas de Conveniencia - Relatos Eróticos

Parejas de Conveniencia

... espeluznante era que ese paquete se nota excelso.

Comencé a soñar en cómo sería su tranca. Seguro que era mayor que la de mi esposo. De ello no tenía la menor duda. Sin embargo, me dije… « Joder es el hermano de mi marido» Pero, pese a ello, me calentaba sus apretones, y el morbo me comía los sesos. En ningún momento pensé en follar con Hans, claro está, solo quería calentarlo y de paso, disfrutar con sus miradas y sus deseos, para luego poder tener fantasías suficientes para masturbarme al llegar a mi habitación por la noche, en la soledad de mi cama vacía.

Bailamos un rato más, y al final, ya cansados… me encontraba algo mareada de tanta bebida…

– Creo que será mejor que volvamos a casa. No solo estoy cansada, sino que creo que me he pasado con la bebida.

– Como tú quieres cuñada.

Pero antes, tuve necesidad de ir al baño. Dentro del aseo, observe que había una máquina de condones. Me quedé pensando, y pícaramente, me dije… « No sé cómo saldrá la noche, pero joder, estoy tan caliente. No sé… por si acaso, mejor voy a coger un par de estos tipo M”. Los metí en mi bolso. Nunca había follado con condón con mi esposo, ni siquiera con mis novios… ni con algún que otro desconocido en esos polvos incautos de fiestas con desparrame, pero no sabía que podía ocurrir esa noche, y yo me encontraba demasiado excitada como para negarme y sufrir luego las consecuencia morales y tal vez ginecológicas, porque además eran mis días fértiles…

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A la misma ...

... hora en Oldemburgo…. Acabo de metérsela a mi madre. Supongo que dicho así les parecerá una monstruosidad, pero si has seguidos la secuencia de acontecimientos que me llevaron a que me follara con mi madre, posiblemente lo comprendas y hasta espero que lo hayas disfrutado… eso solo fue el principio.

Cabe aclarar, que éramos una familia de clase bien acomodada, y hasta hace tres años vivíamos en la ciudad de Málaga, en el sur de España. A pesar de que económicamente en casa nunca ha faltado de nada, les aseguro que mi familia encajaba perfectamente en la denominación de «familia desestructurada». Los padres de mi madre, mis abuelos maternos, son de San Sebastián, en el norte de España, poseen una fábrica de estructuras metálicas, tienen varios hijos y a mi madre le dieron una educación propia de otros tiempos… piano, bellas artes, filología, pero nada de nada de ser madre y de sacar adelante una familia. Mi padre, ya fallecido hace tres años, en cambio procedía de clase baja, pero desde muy joven se dedicó a la construcción y no tardó demasiado en hacerse millonario, en casarse con una señorita distinguida y en echarse una amante tras otra.

Mi madre era una mujer de esas que saben, pero que no quieren saber, de modo que se dedicó a sus labores, es decir… compras, viajes, tenis, amantes ocasionales y para sus hijos, buenas niñeras, buenos colegios, pero ternura y jugar, ni verlo ni olerlo. Ni mi padre ni mi madre poseían valores morales en los que sus hijos se sintieran ...